Antoni Belchi
La III Cumbre Hemisférica Contra el Terrorismo puso de manifiesto la necesidad de que los países de la región trabajen conjuntamente para acabar con las células terroristas, especialmente del movimiento libanés Hezbolá y del la guerrilla colombiana Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Los Estados que suscribieron el documento, entre ellos Estados Unidos, Colombia y Argentina, evidenciaron su “preocupación por las actividades que sus redes [de las organizaciones terroristas] continúan realizando en algunas áreas del hemisferio occidental”.
Por eso, analistas y expertos en terrorismo internacional se preguntan si es posible, a corto plazo, la erradicación de esos grupos de la región. Parece que, por ahora, estamos muy lejos de conseguirlo.
Las consecuencias de Hezbolá en América Latina
Diego Mella, experto en antiterrorismo e inteligencia militar, dijo en declaraciones a la Voz de América que la presencia de estos grupos “no es nada nuevo” en esta zona de Latinoamérica. Además, alertó del “triángulo” formado en las fronteras de Venezuela, Colombia y Brasil donde “solo impera la ley de la violencia”.
“Ahí no hay nadie que lo parece. Las fuerzas especiales norteamericanas no están ahí, Brasil dice que no quiere tener nada que ver con eso a menos que venga Estados Unidos, y Colombia no ha hecho nada para frenar la frontera, que es por donde salen los narcóticos hacia Venezuela”, exponía el experto.
Mella, que ha ejercido de capitán en el cuerpo de policía del condado de Miami-Dade (Florida) y ahora es analista militar, considera que una coalición entre Colombia, Brasil y Estados Unidos sería lo mejor para acabar con “las guerrillas y los narcotraficantes”.
Es la misma postura de Luis Fleishman, profesor de sociología en Palm State College, pero advierte que esa coalición debería ser “defensiva o preventiva”.
“No veo una coalición militar para derribar al gobierno de Maduro o para intervenir en territorio venezolano para eliminar a los grupos terroristas”.
Sin embargo, él sí abogaría por “una coalición importante para prevenir la expansión de esos grupos” que, según los informes, están presentes en varios países de América Latina.
Preocupación por Hezbolá en Venezuela
Fleishman, que fundó el Centro para la Democracia y la Investigación Política en el Condado de Palm Beach, recuerda que el informe firmado en la cumbre del lunes en Bogotá (Colombia) destaca el “bastión de grupos terroristas” que llevan bastante tiempo en Venezuela.
Por eso, subraya, es indispensable que se haga un seguimiento exhaustivo y crear acciones conjuntas para lograr un cambio en la región.
Un problema desde los años noventa
Desde los años noventa, Hezbolá tiene presencia en América Latina. Las milicias financiadas y entrenadas a través de la Guardia Revolucionaria iraní empezaron a implantarse a través de la denominada “triple frontera” de Argentina, Brasil y Paraguay.
Su desarrollo en la región tuvo una segunda fase unos años más tarde, cuando el entonces presidente venezolano Hugo Chávez llegó al poder.
Joseph Hage, analista político especializado en temas de Medio Oriente y Terrorismo, explicó a la VOA que el padre de Tareck El Aissami, actual vicepresidente sectorial de economía y Ministro del Poder Popular para Industrias y Producción Nacional de Venezuela, “abrió una línea de comunicación a Hugo Chávez con el presidente de Siria, Bashar al Asad”, lo que le permitió tener un contacto con Irán y con Hezbolá en el Líbano.
“Hezbolá aprovechó la presencia de libaneses chiís y tuvo la ayuda de Venezuela con la expedición de documentación, residencias y pasaportes para poder trasladarse por Latinoamérica”, comenta.
El modus operandi de Hezbolá en Latinoamérica acostumbra seguir los mismos patrones de conducta: “Establece vínculos comerciales en América Latina, y ahí se da el tráfico de drogas, lavado de dinero, suministro de armas… cualquier tipo de negocio ilícito”.
Las consecuencias de una intervención militar en Venezuela
¿Cómo poner fin a la presencia de Hezbolá? Fleishman está convencido de que un “cambio de régimen en Venezuela es crucial para dejar de estimular la presencia de estos grupos” en el país.
Por eso, agrega, “la intervención militar puede que sea la única forma de eliminar al régimen de Maduro ya que las sanciones no le han hecho rendirse”.
¿Una intervención militar directa? Fleshman no cree que esa sea la solución.
“Podría ser que las tropas americanas ayuden a armar elementos de la oposición, incluyendo militares disidentes para controlar a todos estos grupos paramilitares, terroristas y de criminales que están defendiendo al régimen”, apostilló.
Hace justo un año, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó que “todas las opciones están sobre la mesa” en la cuestión venezolana, y no descartaba una intervención militar en el país.
Con el paso del tiempo, y después de reconocer a Juan Guaidó como “presidente interino” de Venezuela, las ansias por entrar al país latinoamericano con tanques y abriendo fuego han ido menguando.
Mella descarta casi por completo que el mandatario estadounidense aún esté pensando en esa opción, y más ahora con la coyuntura política a la que tiene que hacer frente en su país. Al menos por ahora.
“Ahora mismo tenemos el problema del juicio político y están las elecciones: él no se va a meter en un problema de esa índole hasta que no lo elijan presidente otra vez”, argumenta.
Por eso, los analistas consideran que la respuesta a una posible intervención militar, que aún sigue estando encima de la mesa de Donald Trump, podría llegar después de las elecciones. Si Donald Trump sale reelegido, dicen los expertos, podrá tomar algunas decisiones.
Si lo hace ahora, advierten, Trump podría hipotecar y sentenciar su futuro político.
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