Por: Andrés Ramírez Prado
Dentro de pocas semanas más de 3.400.000 costarricenses, serán convocados a votar por sus representas en 82 diferentes gobiernos locales de cada cantón de nuestra amada Costa Rica, hablamos de 100 partidos y y 1000 puestos municipales, un momento propicio para meditar en algunas consideraciones políticas, las cuales desarrollare a continuación:
De mi parte considero que los temas de carácter ideológico vienen a entorpecer tareas relativas al control político. Las cortinas de humo se disipan cuando no se alimentan con nuestra atención. Hoy día tenemos un volumen de corrupción en la función pública y en algunos partidos políticos realmente abrumador. Razón por la cual deberíamos asumir un rol más participativo y propositivo al mismo tiempo.
Los temas país no se pueden tratar con el hígado ni de manera irresponsable.
Nuestra más grande preocupación se debe centrar en la reactivación económica y todos los ejes que la componen, el lavado en la banca pública y el alto índice de delincuencia producto de una abismal tasa de desempleo, por cierto, la más alta en nuestra historia.
Dejemos nuestras pasiones ideológicas en casa y metámonos en el asunto, tomando en cuenta que una Costa Rica atomizada sólo servirá de bonanza para el saco del gremio político y empresarial más corrupto que nuestra historia allá presenciado.
De mi parte considero que esta lucha no obedece en cierta medida a un color político específico sino más bien a políticos específicos dentro de diversas plataformas políticas, siendo en definitiva el PAC uno de sus mejores referentes.
Sí aprendemos a identificar con nombres y apellidos los autores de la debacle que hoy nos afecta, podremos diferenciar más fácil el trigo y la cizaña, obligando de esta manera a que estos inescrupulosos sienten responsabilidades, asumiendo que la presión de la opinión pública será lo suficientemente acongojante para los tipos en mención, pues esperar estos señalamientos de parte de la fiscalía será un ejercicio de la más exponencial ingenuidad.
¡Hagamos patria!
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