Cómo la pandemia de covid-19 está poniendo a prueba la esencia de la Unión Europea (y enfrentando a sus países miembros)

La canciller alemana Angela Merkel ha asegurado que se trata del mayor desafío que enfrenta la Unión Europa (UE) desde su fundación.

Y es que la crisis del coronavirus está poniendo en entredicho la razón de ser del bloque de países europeos.

Claramente no es un Estados Unidos de Europa, como los euroescépticos han afirmado a menudo. Está muy lejos de serlo.

En este momento, cada gobierno europeo está teniendo dificultades para proteger a los trabajos, la salud y la economía de sus ciudadanos, sin embargo, países ricos y defensores de la UE, como Alemania, no están destinando muchos fondos a ayudar a Italia y España, países de menos ingresos. De hecho, se escuchan insinuaciones por parte de la diplomacia Italia de desligarse del resto de sus homólogos europeos, lo cual sugiere un golpe sensible para los intereses del nuevo orden.

Hay poco de ese sentido de responsabilidad que Alemania Occidental sintió hacia Alemania Oriental después de la caída del Muro de Berlín.

Discusiones de dinero

Alemania ha enviado mascarillas quirúrgicas a Italia y ha trasladado a sus hospitales a pacientes con coronavirus de Francia e Italia para darles tratamiento.

Pero también ha rechazado una petición de Italia, España, Francia y otras naciones europeas para compartir la deuda que surgirá de la crisis de covid-19 en forma de coronabonos (o eurobonos).

Muchos italianos se sienten abandonados, igual que sucedió durante la crisis migratoria y la del euro.

La semana pasada, un grupo de alcaldes italianos y otros políticos compraron una página en el periódico alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung para recordarle a Alemania que nunca se le obligó a pagar sus deudas después de la Segunda Guerra Mundial.

También criticaron la falta de apoyo público por parte de los ricos Países Bajos.

Esto no es realmente así.

Entonces, ¿qué pasa con la Comisión Europea? ¿No puede unificar criterios y obligar a los gobiernos de la UE a cooperar?

En una palabra: no.

El epilogo

La Unión Europea ha sobrevivido a grandes crisis durante los últimos años. Resistió la recesión de 2008, la oleada de refugiados de 2015 e incluso la fragmentación de uno de sus miembros con el Brexit. Los pilares del proyecto europeo se han revelado sólidos a los grandes ‘shocks’. Sin embargo, ahora amenazan con venirse abajo ante un enemigo silencioso: la desigualdad. En los países en los que más se ha deteriorado la situación de las clases populares, Grecia, Italia y España, es donde más ha caído el apoyo a la Unión Europea.

El contrato social, base de todo el proyecto común, ha quedado muy deteriorado en la última década. La brecha entre ricos y pobres, o entre norte y sur, no ha dejado de crecer y se ha convertido ya en la mayor preocupación de los arquitectos de Bruselas. Por estas grietas se cuela la frustración y el desencanto que los populismos han sido capaces de capitalizar. En muchos casos, la UE ha sido el chivo expiatorio a quien culpar de todos los problemas internos, generando una gran desafección hacia Europa.

No que Luxemburgo e Irlanda sean los países con mayor apoyo social al proyecto comunitario, superando el 80%. Pertenecer a la UE les sale muy rentable. Ambos se han convertido en dos paraísos de baja fiscalidad para las multinacionales con presencia en Europa, algo que sería imposible si no formasen parte de la UE. Para lograrlo, necesitan disponer de la libre circulación de capitales y la exención de tributación para los dividendos entre filiales y matriz.

La desafección hacia Europa entronca directamente con esta desigualdad creciente entre vecinos. En los últimos años, los líderes de Bruselas han asumido que la viabilidad de la Unión Europea ya no depende de garantizar el pago de la deuda a los acreedores. Si no se logra extender el bienestar a todos los ciudadanos, no quedará proyecto que defender.

El coronavirus agrieta a la UE

De nuevo, la Unión Europea está ante un gran reto, y de nuevo, las primeras reacciones no son nada positivas. La del coronavirus es la tercera crisis global que en poco más de una década sacude a Europa y si las dos anteriores, la financiera en el 2008 y la de la migración en el 2015, acabaron con profundas divisiones entre los países, heridas que aún supuran y soluciones parciales y frágiles, en la actual también abundan las reacciones unilaterales que agrietan a Schengen y al mercado único en particular y a toda la UE en general.

Desde Bruselas, la Comisión Europea intenta frenar el sálvese quien pueda que se abre paso en muchas capitales, pero topa con un obstáculo, no tiene competencias para ello. En temas de salud y de interior, las capacidades de actuación son nacionales, y guardadas celosamente por cada estado. Hay reuniones de coordinación, hoy mismo los ministros de Sanidad e Interior, y la UE puede influir, pero no decidir.

En la actual situación, está en juego un elemento central de la UE, el mercado interior, la libre circulación de personas y de mercancías. Ayer, Ursula von der Leyen , presidenta de la Comisión Europea, lanzó una señal de alerta criticando tanto a los estados que han prohibido la exportación de material médico a Italia, como advirtiendo que el propio mercado único puede correr peligro.

Bruselas prohíbe la exportación fuera de la UE de material médico sin permiso de los gobiernos

Von der Leyen pide que el mercado único siga funcionando en esta crisis, y especifica su temor de que los controles en las fronteras lo perjudiquen, que incluso puedan impedir que las tiendas puedan reabastecerse de algunos productos procedentes de países vecinos. “Necesitamos que las mercancías sigan fluyendo a través de Europa sin obstáculos”, ha dicho la presidenta de la comisión. “Imaginen que, mientras aumentamos la producción de equipo médico, las fábricas no puedan obtener los componentes que necesitan a tiempo. Miles de choferes de camiones y autobuses varados en parkings en fronteras interiores creando más riesgos de salud e interrumpiendo las cadenas de suministro. Si no reaccionamos ahora, las tiendas pueden empezar a sufrir dificultades para reabastecer su stock de productos procedentes de otros lugares del mercado único”, dijo Von der Leyen.

En este sentido, hoy Bruselas publicará las líneas directrices a aplicar en las medidas de control en las fronteras, con el objetivo de que proteger la salud de la gente no bloquee productos ni material esencial para los sistemas de salud, las fábricas y las tiendas.

Por ello criticó los bloqueos a la exportación de material médico a Italia. “Los vetos nacionales de vender equipo de protección a otros estados miembros no son buenos… Hoy es Italia quién necesita rápidamente grandes cantidades de productos médicos, pero en unas semanas, otros países pueden necesitarlo”, dijo Von der Leyen.

Al mismo tiempo, Alemania y Francia levantan finalmente el veto de vender sus máscaras a Italia

El episodio de Alemania y Francia bloqueando la exportación de mascarillas y aparatos de respiración a una Italia que los necesita desesperadamente, ha hecho mucho daño. Finalmente, y con intervención de Bruselas, se ha corregido con una doble decisión. Por un lado, se abre la circulación interna al mismo tiempo que se establecen controles para su exportación fuera de la UE. “Hoy hemos adoptado un sistema de autorización de exportaciones para estos productos (médicos). Esto significa que su exportación fuera de la UE deberá ser autorizada por los gobiernos europeos”, dijo Von der Leyen.

La solución solo llegó después de días de conversaciones entre Bruselas, Berlín y París. “He mantenido intensas discusiones con Alemania y Francia sobre sus medidas restrictivas. Doy la bienvenida a que ahora vayan a permitir la exportación de equipamiento de protección, lo que garantiza la cooperación y solidaridad europeas”, escribió en Twitter el comisario de Mercado Interior, Thierry Breton, que añadió que las empresas le habían comunicado que la entrega de pedidos a Italia estaba ya desbloqueada.

“Las tiendas pueden sufrir dificultades para obtener productos del mercado único”, dice Von der Leyen

El coronavirus no solo está impidiendo el paso de mercancías, sino también el de personas. Schengen ya estuvo a punto de saltar por los aires con la llegada masiva y desordenada de migrantes en el 2015, con muchos países reintroduciendo controles en las fronteras internas. Ahora, de nuevo, se reintroducen estas barreras. Lo han hecho con fórmulas variadas países como Polonia, Dinamarca, la República Checa, Eslovaquia, Estonia, Lituania y Chipre, y ayer se sumó uno de los grandes, Alemania, que cierra sus fronteras con Francia, Austria y Suiza.

Bruselas ya criticó el viernes la imposición de restricciones unilaterales para desplazarse dentro del espacio Schengen. “Algunos controles pueden estar justificados, pero las prohibiciones generales de viajes no son las más efectivas según la OMS”, dijo Von der Leyen. Las normas de Schengen dan margen a los estados para cerrar su frontera temporalmente en caso de amenaza grave para su “política pública o seguridad interna” y el coronavirus entra en esas categorías.

*Diversos medios

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