“Ella gritaba que quería vivir”, salvadoreña presenció muerte de anciana con coronavirus en Hospital de Nueva Jersey

Foto EFE

Fue al hospital por un dolor en la vesícula, lo que la llevó a vivir la dura experiencia de estar entre personas contagiadas con el virus y el testimonio de una enfermera ante la pandemia.

POR: MILTON RODRÍGUEZ

“Estar en el Hospital ha sido lo más traumático que me ha pasado en la vida, por favor de verdad, de verdad no salgan, a mí me tocó escuchar ayer y ver a una viejita morir por ese virus, fue lo más horrible que he visto en mi vida, ver como ella gritaba que quería vivir, es feo, los viejitos quieren seguir viviendo”, lamentó una salvadoreña a través de un video que grabó al salir de un hospital de Nueva Jersey, el segundo estado con más casos de COVID-19, después de Nueva York en Estados Unidos.

Durante el fin de semana las autoridades reportaron que Nueva Jersey alcanzó los 105,523 casos de COVID-19 y que las muertes aumentaron a 5,863, con 249 fallecimientos en 24 horas.

“Hemos perdido más residentes de Nueva Jersey por coronavirus que en la Primera Guerra Mundial, la Guerra de Corea y la guerra de Vietnam combinadas”, dijo el gobernador Phil Murphy en conferencia de prensa.

Fue en la segunda semana de abril cuando esta compatriota publicó el video en la red social Facebook, donde resumía la pesadilla que vivió al permanecer casi tres días hospitalizada.

“Yo voy devastada no es tanto ni el dolor de la recuperación sino todo lo que viví y escuché en ese hospital, es traumático, si yo que estuve casi tres días vengo loca, no quiero imaginar cómo están esos doctores, de verdad no salgan”, expresó la salvadoreña.

Una experiencia traumática
Esta salvadoreña vive en Nueva Jersey desde el 2015 junto a su esposo y su hija recién nacida, cuenta que desde hace cuatro años padece de la vesícula, y es probable que debido a la alimentación y preocupaciones por la pandemia su situación se complicó. El dolor lo comenzó a sentir un viernes a las 9:00 pm, ella creyó que sería algo pasajero y que pronto pasaría. “Yo no iba al hospital por la situación de la pandemia y para no dejar a mi niña, pero a las 3:00 de la madrugada del sábado el dolor incrementó y le pedí a mi esposo que me llevara al hospital”, dijo.

Su esposo la dejó en la entrada de emergencias y se regresó con la bebé a su casa, estando ahí ella se dirigió hacia la recepción, y en el camino se encontró un listón blanco y rojo formando una “X” lo cual significaba que en ese piso había pacientes con coronavirus, era un símbolo utilizado para el personal médico.

Permaneció en ese lugar donde le hicieron una preevaluación. “La primera pregunta que me hicieron fue sí había viajado en los últimos seis meses, si había tenido fiebre, calentura o diarrea”, relató.

Estando en la sala de espera del sexto piso vino lo grave, vio morir a una señora de avanzada edad y así narra lo terrible que presenció: “Sacaron a una viejita de 85 años aproximadamente, pelo blanco, en una camilla doblada que parecía silla de ruedas, ella le iba pegando a las manecillas de la camilla y decía que no se quería morir, ella tenía un respirador de plástico, se veía que le faltaba el aire y el personal médico le bombeaba el oxígeno; vi como luchaba por respirar y vivir, pero minutos después uno de los enfermeros dijo una mala palabra, y ahí falleció la señora”.

Luego se le acercó una enfermera peruana, a quién la salvadoreña preguntó si había fallecido la señora, y ella no muy amable le preguntó que si era familiar, y no le contestó.

A las 4:00 am del domingo hubo un cambio de personal y llegó una enfermera dominicana, una señora mayor y bastante amable, con quién se podía conversar y entre la plática le confirmó a la compatriota que la señora murió a causa del COVID-19 además detalló que había estado con fiebre alta, y con bomba de oxígeno ya que no podía respirar.

Ese mismo día la trasladaron a un cuarto privado del 7º. piso y le dijeron que estaría sola hasta que llegara otra paciente y efectivamente así fue, durante la tarde ingresaron a otra persona.

Pasaban las horas y la salvadoreña seguía impactada por la muerte de la anciana. La noche del domingo llegó a su habitación otra enfermera más joven, era de origen puertorriqueño y mientras les atendía conversaba con las pacientes con mucha amabilidad.

“Yo le pregunté si ahí había personas con coronavirus, y ella me respondió que sí, y que en todos los pisos habían, incluso en maternidad”, expresó.

“La enfermera me dijo que atendía a pacientes con el virus. “Me toca usar el uniforme blanco de tortura, siento que ese traje corta el oxígeno y no se puede respirar el aire puro, pero al ver a las personas graves y que no pueden respirar uno se olvida de eso y sigue respirando y trabajando con normalidad´, me dijo y eso me cortó”, relató.

La enfermera le comentó que solo tres enfermeras atendían ese piso, donde había 11 pacientes con ventiladores, y por ser tan pocas a ella le tocaba correr de un lado a otro. Algunas enfermeras ya estaban contagiadas y otras decidieron renunciar por temor a contagiarse.

Una fiesta que contrasta con la pandemia
Pasaron las horas y el lunes a las 4:00 am la joven enfermera entró un poco angustiada a la habitación, se veía roja, enojada y con ganas de llorar, al verla así la salvadoreña le preguntó qué le había pasado, ella dijo que no entendía cómo había personas que no pensaban en los demás y relató su sentir ante la realidad que se vive en el hospital pues había visto más muertos durante las últimas dos semanas que en los dos años que tiene de trabajar ahí.

“Tengo dos semanas atendiendo a una señora de 91 años, y acaba de morir, me dijo mientras lloraba y desahogaba su molestia y tristeza, ella dijo que le causaba rabia ver la inconciencia de algunas personas, me contó que cuando iba al hospital pasó por una casa y vio como a 100 personas en una fiesta todos sin tapabocas”, le comentó.

“La señora luchó dos semanas queriendo vivir y me contó que la nieta de esa señora se contactó con ella y pidió que le permitiera hacerle una llamada a su abuela algunas horas antes de que falleciera, ella recordaba que la nieta le dijo: “Grandmother, I love you” a lo que la anciana respondió “too”, se esperaba que eso le diera fuerzas a la señora, pero ya no se pudo”, expresó.

Según le relató la enfermera, algo similar pasó con otra joven de 21 años quién tenía ventilador para recibir oxígeno, dijo que a ellos hay que hablarles fuerte, ella le decía que tenía que levantarse y luchar por su vida, que si los viejos lo hacían también lo hiciera ella, y explicó que a los dos días se levantó y se sentó en una silla que le dejan a la par de la cama y ahora sigue con vida.

Enfermera, mamá y esposa
La compatriota quedó impactada al escuchar todo el relato de la enfermera, y le preguntó cómo hacía al llegar a su hogar, la enfermera le describió su rutina que realiza durante dos horas aproximadamente. Le dijo que al finalizar turno se va a una área del hospital donde se quita el uniforme, se desinfecta y se pone otra ropa que carga cada día, afuera de su casa deja el uniforme en un depósito, se quita la ropa con que salió del hospital, deja sus zapatos en la puerta, y cuando su hija de cinco años sale a recibirla y quererla abrazar, ella le dice que todavía no, y no deja que se acerque, después el esposo le rocía alcohol y ella lava y coloca su ropa en la lavadora, mientras se baña, al salir del baño hecha cloro para desinfectar todo.

“Hasta después de todo ese proceso dejo que se acerque mi hija y aun así siento que ando el virus”, le contó.

Familia salvadoreña con COVID-19
La salvadoreña dice que en su familia toman las medidas para evitar contagiarse, como lavado de manos, distanciamiento, uso de mascarillas, guantes y alcohol gel. En el caso de su esposo ha tenido que ver desde lejos a la bebé para protegerla y guardar el distanciamiento ya que él trabaja en un lugar donde hay contagiados y ya han muerto varias personas por el virus.

“La niña siente el distanciamiento del papá porque ahora me busca más a mí”, dijo la joven madre, y mencionó que algunos miembros de la familia de su esposo dieron positivo al COVID-19. Ella destaca que los síntomas no fueron igual en cada persona enferma.

El hijo de su cuñada, un niño de tres años, salió a un parque cercano en su residencia y luego de eso el pequeño presentó fiebre, pasó una semana con esos malestares por lo que sus padres decidieron llevarlo de emergencia con un doctor particular, el médico dio la prescripción que autoriza hacerle el examen para detectar el virus y al obtener los resultados dio positivo.

Además del niño dieron positivos al virus, la abuelita del esposo y una señora de 86 años, y sus síntomas fueron diarrea, fiebre y vomito; el abuelo, de 85 años, quién sentía tos seca y falta de aire para respirar; el cuñado presentó tos seca y dolor de garganta; y finalmente su padre tuvo síntomas de gripe. Hoy en día ya todos salieron de la etapa grave.

Este virus no se va acabar si no somos unidos, debemos dejar ese egoísmo, pensar en solo yo, sino me pasa a mí no existe, el virus ataca a todos. “Cada persona puede hacer algo para evitar la propagación, como por ejemplo dejar de escupir en la calle y otros lugares públicos, no tirar la basura, guardar distanciamiento, limpiar las latas de alimentos y guardar las medidas de higiene adecuadas”, mencionó.

La joven madre salvadoreña explicó la razón por la que decidió grabar el video al salir del hospital, mencionó que en primer lugar sintió que ya no aguantaba, y rompió en llanto antes de llegar a su hogar y ver a la niña de dos meses de nacida, además de que se sintió molesta e indignada por la inconciencia de las demás personas pues dice que en su camino a casa vio a dos jóvenes sin mascarillas y uno de ellos escupió en la calle.

“Quisiera decirle al mundo y a la población salvadoreña, pese a que es difícil quedarse en casa, porque sabemos que el hambre llama, pues las personas que si pueden quedarse lo hagan para así pronto volvernos a ver y compartir en familia y amigos”, dijo.

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