Los autores de un nuevo estudio publicado el 12 de junio en la revista Science afirman que las estructuras situadas cerca de la frontera entre el manto y el núcleo de la Tierra, que tienen el tamaño de un continente y cuya naturaleza es desconocida, no son tan raras como se pensaba anteriormente y se extienden por un territorio más vasto de lo que se creía hasta ahora.
Para estudiar esas llamadas zonas de velocidad ultrabaja (ULVZ, por sus siglas en inglés), los investigadores analizaron miles de registros de las ondas sísmicas generadas por terremotos en el periodo entre 1990 y 2018, concentrándose en el territorio del océano Pacífico. En particular, se centraron en los ecos de movimientos telúricos reflejados por las ULVZ. Los datos se procesaron mediante un algoritmo de aprendizaje automático.
«Encontramos ecos en aproximadamente el 40 % de las rutas de ondas sísmicas. Eso fue sorprendente porque esperábamos que fueran más raros, y significa que las estructuras anómalas en el límite núcleo-manto están mucho más extendidas de lo que se creía», cita un comunicado de la Universidad de Maryland (EE.UU.) a uno de los autores del estudio, Vedran Lekic.
Los científicos hallaron una ULVZ previamente desconocida debajo de las islas Marquesas, y también descubrieron que una estructura similar situada debajo de las islas Hawái es mucho más grande de lo que se pensaba.
«Al observar miles de ecos del límite del manto central al mismo tiempo, en lugar de centrarse en unos pocos a la vez, como es habitual, hemos obtenido una perspectiva totalmente nueva», comenta el autor principal del estudio, Doyeon Kim.
«Esto nos muestra que la región límite núcleo-manto contiene muchas estructuras que pueden producir estos ecos, y eso era algo de lo que no nos habíamos dado cuenta antes porque solo teníamos una visión limitada», agrega.
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