Por: Adriana Campos | Corresponsal para Impacto Noticias
La epidemia silenciosa del suicidio en nuestro país no es parte de las preocupaciones del gobierno, ni de la alfombra roja del medio día.
La realidad es que las cifras han crecido de forma abrumadora y no vemos que nadie dé un paso al frente para abordar está triste realidad.
A raíz del suicidio de una joven tibaseña en mi se encendieron las alertas, fue entonces cuando decidí empezar a investigar el tema de salud mental y emocional, en nuestro país.
Sin mucho esfuerzo di con las cifras oficiales del Ministerio de Salud, me enfoqué en la tasas de suicidio y para mi sorpresa evidencian la tristeza que viven miles de costarricenses en silencio.
El crecimiento a partir del 2015 es evidente e innegable, no me refiero a un par de personas , esto va más allá.
Son puntos porcentuales que sobre pasan el 25% de aumento para el año 2018.
¿Porqué?
Hace tan solo unos años estábamos dentro de la lista de las naciones más felices del mundo, hoy con números en mano se puede corroborar todo lo contrario.
Sin mucho esfuerzo di con las cifras oficiales del Ministerio de Salud, me enfoqué en la tasas de suicidio y para mi sorpresa evidencian la tristeza que viven miles de costarricenses en silencio.
Me atrevo a decir que nuestro país está pasando por un momento histórico en cuanto a salud mental, hay una incapacidad para enfrentar nuestra realidad e incluso defendernos ante lo que percibimos como abuso y abandono social.
Se escucha muy bonito que los jerarcas de salud salgan a decir que se preocupan por cada vida y que sufren amargamente por los fallecidos a causa del covid-19. Sin embargo las acciones del ejecutivo al que representan, dejan mucho que desear.
La falta de oportunidades, desigualdad, problemas económicos y carencia de un acompañamiento responsable en materia de salud mental, son la motivación principal de tan terrible decisión.
Obviar la situación del entorno y nuestra realidad, a muchos les parecería lógico y correcto, algo muy cómodo y conveniente cuando defiendes a ultranza a grupos ideológicos y políticos, que han decidido ignorar la situaciónes y vicisitudes que vivimos la mayoría dentro de la sociedad costarricense.
Es absolutamente amoral e incoherente poner cara de preocupación en la plaza pública del medio día, alegando preocupación por la situación de la pandemia, mientras en nuestro país se está viviendo una pandemia a las sombras; me refiero al crecimiento exponencial en el número de suicidios.
De esto no hablan las “preocupadas” autoridades de salud, todo lo contrario prefieren esconderlo bajo la alfombra ya que saben perfectamente que el aumento los llena de vergüenza; desnuda su falta de compromiso y humanidad, para con aquellas personas que no ven ni una sola esperanza en su vida.
Sí, Costa Rica está enferma emocionalmente hay muchos síntomas que lo evidencian; nuestra falta de tolerancia, incapacidad para enfrentar los problemas con paciencia y resiliencia, el incremento de violencia intrafamiliar y en las calles, aumento de homicidios dolosos(…) En general, la mayoría debemos aceptar que algo cambio abruptamente nuestro esquema social.
Tenemos miedo de expresar nuestras molestias libremente, nos han impuesto una cadena mental de forma sutil y asertiva «si no piensas como nuestro grupo, eres una persona de mentalidad despreciable» esto crea un halo de temor a ser rechazado e incentiva el odio.
El ser humano necesita expresar libremente su sentir, el costo de nuestras libertades fue muy alto, para que hoy grupos ideológicos se dediquen a manosear lo que tantas luchas y sangre derramada, alcanzaron.
No es de recibo que nos coloquen un bozal mental en pos de un pseudo bienestar inventado por unos cuantos, a la medida de sus corrientes «filosóficas».
Todo lo anterior alimenta la frustración, divide, destruye los puentes del diálogo, amordaza, es el caldo de cultivo para generar caos (…)
Nuestro pueblo está sufriendo, en este punto no podemos olvidar jamás que Dios está ahí para todos, independientemente de nuestros errores, solo hay que tocar la puerta.
Saldremos airosos de toda está tormenta que apenas empieza. Eso sí, siendo conscientes de que la lucha se tiene que dar, debemos ser un pueblo valiente y disciplinado, regresar a nuestras raíces solidarias, hoy más que nunca recapacitemos y pensemos en los demás…
¿Cómo estarán? ¿Pudieron comer? ¿Se sentirán abatidos? ¿Qué puedo hacer para ayudar?
Es aquí dónde verdaderamente la frase «El pueblo salva al pueblo» cobra un sentido real y humanista…
Si a nuestros gobernantes no les interesa lo que le está pasando mi vecino, a mi si…
Apegada textualmente a las conclusiones y recomendaciones finales del estudio que utilicé para exponer la opinión anterior comparto los apartados más importantes:
•Para el período de 2014 a 2018, hubo un incremento en los intentos de suicidio, siendo el último año el más alto con una tasa del 41,6 por 100.000 hab. de los casos.
•La notificación de las edades con las incidencias más altas, muestra edades tan tempranas como los 10 años, pero los valores más altos se sitúan entre los 15 y 19 años. Como ya se ha dicho, las motivaciones son variadas y suelen ser múltiples, sin embargo, esta población está expuesta a una mayor vulnerabilidad con respecto a otras.
•Del total de suicidios reportados en el periodo, cerca de un 85% correspondió a hombres, sin embargo, las mujeres siguen reportando las tasas más altas en el rubro de intento de suicidio.
•El suicidio en las mujeres ocurre a edades más tempranas, con un 62% de los casos antes de los 40 años, en comparación con un 53% en hombres. En términos generales la edad promedio en las mujeres fue de 35 años, y en hombres fue de 40.
•Para el año 2018, casi el 10% de las personas jóvenes ha tenido deseos de quitarse la vida, según datos del Consejo de la Persona Joven.
•Esta tendencia muestra cómo, a pesar de los esfuerzos realizados alrededor del tema del suicidio como un fenómeno de incidencia directa en los índices de bienestar y de salud pública, es cierto que aún el Estado debe hacer esfuerzos por el tratamiento preventivo del fenómeno
•Hablar del suicidio no induce a cumplir los propósitos suicidas, al contrario, la persona en crisis que piensa en esto se siente aliviado de poder hablar y de la oportunidad de experimentar un contacto empático.
•En el sistema educativo, se debe fortalecer el protocolo de atención a la población estudiantil, de tal manera que los procesos formativos e informativos empiecen a fortalecer la contención ante los intentos suicidas.
•Es fundamental que el Estado se aboque al trabajo de la prevención del suicidio mediante una Política Pública de Salud Mental, que articule esfuerzos desde las instituciones estatales junto a la sociedad civil y contrapartes internacionales para la atención y prevención del suicidio a nivel nacional.
•El suicidio se debe de informar de forma que los mensajes rompan los mitos y estereotipos alrededor de este fenómeno y sin dar detalles del hecho particular. Realizar procesos formativos con los diferentes medios de comunicación es fundamental, debido al menos a tres razones:
▪️ El primer paso para la atención del suicidio es hablar de él. Romper el silencio desmitifica lo que se ha construido a su alrededor.
▪️ Efecto Werther o efecto de copia-de-circunstancias, donde la forma en la que se comunica puede promover que otras personas que tengan contemplado quitarse la vida sientan que están en capacidad de hacerlo.
▪️ Como se informa correctamente: comunicando qué es el suicidio, cuáles son los factores de riesgo, cómo identificar señales.
No comunicar el hecho sino el comportamiento suicidio como tal, orientar a las personas a una salida posible y dar números de teléfono, pueden estar previniendo acciones suicidas.
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