Por: Andrés Ramírez Prado /DIRCOM
La propaganda ecologista
“La producción industrial de productos tales como el aceite de palma, la soja, la carne y los lácteos, está destruyendo nuestros bosques y otros ecosistemas y empujando nuestro planeta al borde del colapso”. ¿De qué va ese supuesto “colapso planetario”, aparte de atemorizar a las personas incautas?
Estas palabras de Greenpeace International de 2020, como de costumbre, expresan el alarmismo extremo y la sistemática manipulación de la realidad que practican, esta vez, en torno a los bosques.
Un inciso: la principal causa de la rápida expansión de la producción mundial de aceite de palma –espacios a menudo arrebatadas a bosques primarios- es la obsesión ecologista en que los biocombustibles vayan sustituyendo a los combustibles fósiles: gasolina y gasóleo. En ausencia de esta demanda artificial, promovida por muchos estados occidentales, cientos de miles de hectáreas de bosques primarios de Indonesia, Brasil, Malasia y de otros países, no serían destruidos.
En otra sección de la web de Greenpeace International, se lee otra desmesura:
“Pero, trágicamente, los bosques están siendo devastados a un ritmo alarmante”.
La rama australiana de este lobby ecologista, no quiere quedarse atrás en desmadres catastrofistas:
“No menos del 80% de los bosques mundiales ya han sido destruidos o dañados de manera irreparable”. ¿Quién da más?
La importancia de los bosques primarios
Cuando se habla de los efectos perniciosos de la disminución de la superficie forestal, se pone hincapié en los bosques primarios (primary u old-growth forests), aquellos que apenas han sido alterados por los humanos. Esto es lógico, ya que es en ellos en los que habita un mayor número de especies animales y vegetales, muchos miles de los cuales –seguramente- todavía no son ni siquiera estudiados científicamente. La industria farmacéutica, por ejemplo, se vale de un gran número de plantas de estos ecosistemas para desarrollar nuevos fármacos. Bosques primigenios, nativos o vírgenes son otras denominaciones de este relevante tipo de vegetación.
Lo que no resulta lógico, ni aceptable, es ejercer el catastrofismo al tratar de este asunto …, ni de otros. Sirva como otra muestra el portal internacional de “periodismo ambiental independiente” Mongabay Latam, que en 2020 plantea a sus lectores la siguiente acuciante cuestión:
“¿Cómo podemos salvar a los bosques primarios que están desapareciendo del mundo?”
Ah, sí. ¿Están realmente desapareciendo?
Definiciones de características de los bosques
Antes de contestar a la anterior pregunta, conviene precisar el alcance de los conceptos de bosque empleados y su clasificación que, por otra parte, ha ido cambiando en los pasados quinquenios.
Los dos principales grupos que contempla la FAO (pág. 15, del The State of the World´s Forests. 2020. FAO) son los siguientes:
A) Bosques naturales, o bosques regenerados de manera natural (naturally regenerating forests). A veces, los informes de la FAO y de otros organismos los denomina también bosques primarios, creando con ello una cierta confusión. (Para definiciones, consultar las págs. 7 y 8 del folleto “Términos y definiciones”, del FRA 2015)
B) Bosques plantados (planted forests).
La primera de las categorías, bosques naturales, se subdivide en:
i) bosques primarios (propiamente dichos) o bosques regenerados de forma natural, y
ii) bosques secundarios u Otros bosques regenerados de forma natural. Antes, se les llamaba también semi-natural forests y con otros nombres.
(Para las diferencias entre ambos conceptos de bosques naturales, consultar el Workshop on Tropical Secondary Forest. FAO. 2002)
La distinción entre ellos es que los bosques secundarios se están recuperando –principalmente con especies nativas de árboles-, tras una importante tala por los humanos, o por una grave destrucción por causas naturales como constituyen, por ejemplo, un incendio natural o grandes plagas de insectos.
En casi todos los países, incluidos los tropicales, la superficie de bosques secundarios supera con mucho a la de los primarios.
El uso del carbón ha salvado a los bosques europeos
En concreto, en casi toda Europa los bosques primarios subsistentes son muy escasos, ya que nuestros ancestros, hasta el empleo generalizado del maravilloso carbón desde el siglo XIX, se vieron obligados a devastar los bosques originales para poder calentarse, cocinar y mover las incipientes máquinas. Y ahora, los ecologistas, denuestan al carbón como un enemigo del medioambiente, aunque permitió una gran expansión de bosques secundarios y plantados en todos nuestros países, durante siglo y medio.
Los bosques según las estadísticas de la FAO
La Organización para la Alimentación y la Agricultura (iniciales en inglés, FAO), como todas las del sistema de Naciones Unidas, está radicalmente volcada en promover la ideología y las políticas ecologistas, hasta extremos inadmisibles.
No obstante, en su reciente informe sobre Evaluación de los Recursos Forestales Mundiales (iniciales en inglés, FRA) de 2020 (Pág. 4), -al igual que en su su informe de 2015, pág. 19-, la FAO afirma que el 93% del área total de bosques son “bosques regenerados de forma natural”, esto es, bosques naturales.
Únicamente el 7% del área forestal mundial (tanto en 2015, como en 2020) corresponde a bosques plantados, en los que los humanos hemos tenido una intensa intervención, muy a menudo introduciendo especies de árboles no nativas de las zonas en cuestión. La finalidad puede ser crear plantaciones para la producción comercial de madera, caucho, etc., o la reforestación para extender la superficie arbórea, como se viene haciendo en muchos países desarrollados (como los europeos) y en China.
Si se replantan especies originales –de cada zona-, esto sumaría a la medición del bosque primigenio.
Escuchando las arengas ecologistas, ¿esperaba Vd. que los bosques naturales están estabilizados en torno al 93% de la superficie forestal mundial? Menuda manera tan extraña de “desaparecer” tiene la inmensa mayoría de los bosques.
Aunque aquí emplearé la hectárea como unidad de medida, en otros estudios aparecen en kilómetros cuadrados. Una hectárea equivale a 10.000 m2, esto es, un cuadrado de 100 metros de lado.
Distribución de los bosques del mundo
CUADRO 1
Fuente: Elaboración propia.
Datos: FRA 2020 (Key Findings). http://www.fao.org/3/ca8753en/CA8753EN.pdf
Nota 1: Los medios de comunicación, intencionadamente o no, suelen mezclar los distintos tipos de bosques.
Nota 2: Países forestales, poco desarrollados (varias decenas), apenas aportan
datos o son poco fiables. FAO debe efectuar estimaciones propias.
Nota 3: Los 4.040 millones de hectáreas de bosques (en 2020), suponen el 31% de la superficie terrestre mundial.
El resto (69%) son «Otras tierras«, e incluyen tierras agrícolas, llanuras y pastizales, áreas edificadas, tierras baldías o desérticas,
tierras cubiertas de hielo permanente, etc. La categoría intermedia “Otras tierras boscosas” tiene poca entidad cuantitativa
u otro tipo de relevancia.
Sesgo bajista de las estadísticas de la FAO sobre el total de bosques
Como expuse el pasado mes de enero, las estadísticas de Naciones Unidas vienen ofreciendo una imagen –hoy cuestionada– de la evolución de la superficie forestal mundial. Las causas pueden ser varias (metodológicas, organizativas …), pero –casualmente– el resultado coincide con las previsiones alarmistas del ecologismo radical.
[Insertar vínculo, arriba, con mi artíc. del 24 enero 2020: “La superficie forestal mundial … “]
“En agosto de 2018 se publicó en la revista estadounidense Nature el resultado de un estudio de imágenes de satélite del periodo 1982 a 2016 (35 años), que cubrían toda la superficie terrestre”.
“Donde el mencionado estudio [de Nature] ha encontrado un incremento de los bosques [en general] de 2,24 millones de km2 (entre 1982 y 2016), para la FAO se ha producido una disminución de 1,29 mill. km2 (entre 1990 y 2015). … [Aquel incremento, hallado por el informe de Nature, supone] un 7,1% más [de superficie forestal] respecto al valor [global] de 1982”.
De acuerdo a dicho estudio, la superficie total del mundo ha pasado de 31.628 millones de km2, en 1982, a 33.336 mill. km2 en 2016. Un aumento del 7,1%.
La diferencia entre ambos estudios sobre la dinámica de los bosques, no es baladí: se cifra en 3,53 millones de kilómetros cuadrados. Como objeto de comparación, puede decirse que la superficie total de las selvas del Amazonas (en los 9 países suramericanos) asciende a unos 4 millones de km2.
El total mundial de los bosques está creciendo
Además, mientras que la FAO encuentra una tendencia descendente de la superficie total de bosques, hasta el presente, el estudio de Nature (2018) aprecia una tendencia creciente durante aquellos 35 años: 1982 a 2016, cuestionando el alarmismo ecologista y de la FAO. Como titulaba yo el artículo del pasado mes de enero:
“La superficie forestal mundial ha aumentado en 35 años”, aquel 7,1%, entre 1982 y 2016, debido seguramente al efecto fertilizador de la mayor concentración de CO2 en la atmósfera.
Este sacrilegio, para los ecologistas y la FAO, es lo que muestran las imágenes de satélite. El debate, ya no lo pueden impedir.
La densidad forestal está aumentando
Por otro lado, el ecologismo radical no quiere ni oír hablar del aumento mundial de la densidad de la vegetación (de los bosques y de otros tipos de plantas) como consecuencia del considerable efecto fertilizador que está produciendo el incremento de la concentración del CO2 en la atmósfera.
Como se sabe desde hace siglos, cuanto más dióxido de carbono haya en el aire, más crecen todo tipo de plantas, árboles incluidos. Recuerden las lecciones de biología básica que recibimos en la escuela. El gas CO2 no es un contaminante –como afirman falsariamente los ecologistas y los tontos útiles-, sino un enorme benefactor de la vida en la Tierra.
A mayor densidad forestal, existen más árboles por hectárea y, además, son de mayor tamaño. Por tanto, concluían los autores de un estudio (EE.UU. y Finlandia) de 2011, para estimar la biomasa forestal mundial hay que medir tanto su superficie, como el cambio en la densidad de los bosques.
Y yo recordaba que “Por aquel motivo, los autores de dicho estudio acuñaron en 2011 la expresión el Gran Cambio de Rumbo (the Great Reversal) de la biomasa forestal mundial, ya que en las décadas anteriores a los años 80 se había apreciado un predominante retroceso de la densidad de los bosques.” Pero, los ecologistas y la FAO no reconocen esta positiva evolución, reincidiendo en su enfermizo pesimismo.
La mayoría de los bosques están en países de ingresos altos y medianos-altos
“La mayor proporción de los bosques del mundo se encuentra en los países de altos ingresos, seguidos por los de ingresos medianos-altos, medianos-bajos y bajos. Esto también es aplicable al área de bosque natural y bosque plantado”. (Pág. 16 del informe específico “¿Cómo están cambiando los bosques del mundo?”, del FRA 2015. FAO)
Todos los bosques de Rusia, incluidos los de la enorme Siberia, que geográficamente están situados en Asia, se adjudican a Europa, ya que la FAO maneja entidades nacionales.
Fuente: FRA 2020. FAO. Principales resultados. http://www.fao.org/3/ca8753es/CA8753ES.pdf
A lo anterior habría que sumar Europa (sin Rusia), en donde se sitúa el 5% de los bosques mundiales y Australia, con el 3% del total.
Estas circunstancias suponen que en torno al 62% de los bosques mundiales se encuentran en países plenamente desarrollados (el 45%) o bien en otros países de nivel de renta media y creciente (como China y Brasil: el 17%). Aunque con diferencias, ambos grupos cuentan con administraciones públicas con bastante capacidad para gestionar los bosques de un modo relativamente racional y con recursos públicos suficientes para poder hacerlo.
China, por su parte, está embarcada en un ambicioso programa de reforestación que, previsiblemente, con más o menos altibajos, continuará en el futuro. (Consultar mi artículo de enero de 2020)
[Insertar vínculo, arriba, con mi artíc. del 24 enero 2020: “La superficie forestal …“]
Brasil está frenando ya la deforestación este siglo
El caso de Brasil es más complejo y decisivo, que el de China. De todos modos, puede afirmarse –en base a las propias estadísticas de la FAO- que está reduciendo considerablemente el ritmo de deforestación desde aproximadamente 2005, durante 10 años, y probablemente se prolongue esa tendencia hasta 2020, cuando la FAO publique los datos detallados este otoño.
Desde el 0,54% de deforestación anual, en el periodo 1990 a 2005, ha bajado al 0,34% durante 2005 a 2015, como se aprecia en el siguiente cuadro. Una reducción del ritmo, por tanto, de más de 1/3.
Ver el último apartado de este artículo, sobre la evolución del bosque primario en Brasil, que ha seguido un comportamiento semejante, pero de frenazo mucho más intenso de la deforestación, ya que los esfuerzos públicos de control deben haberse centrado en los bosques vírgenes o primigenios.
CUADRO 2
Fuente: Elaboración propia. Datos: «Brazil. Country Report. Forests», to FAO. 2015. Pág. 20. http://www.fao.org/3/a-az172e.pdf
Nota: Además de Brasil, la selva del Amazonas abarca zonas de otros 8 países: Perú, Colombia, Venezuela, Ecuador, Bolivia …
* El bosque natural comprende el primario y el secundario y en Brasil supone más del 99% del total de bosques.
El bosque plantado sólo representaba el 0,2%, en 2015.
** Se trata de medias simples.
Como se aprecia en este cuadro, la contención de la deforestación ha sido más intensa en las áreas de la cuenca del Amazonas, que es la que atrae más atención internacional y que –previsiblemente- reciba más actuaciones del Estado.
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El Estado de Brasil ha hecho suya la política de ir recortando la deforestación
Cabe concluir que, al margen de los vaivenes políticos habituales y su influencia en esta cuestión, la protección de la cuenca brasileña del Amazonas y, en general, de los bosques naturales brasileños está asentada ya en este siglo como una lógica preocupación del Estado de Brasil de evitar excesos y favorecer el mantenimiento en condiciones saludables de estos extensos e importantes bosques tropicales, primarios y secundarios.
Los diversos tipos de bosques del Planeta
El siguiente gráfico de la FAO (FRA 2020) expone los cuatro principales tipos de bosques, en función de las zonas climáticas más destacadas. En cada caso, se toma el total de los bosques: primario, secundario y plantado.
— El bosque tropical es, con gran diferencia, el que cubre una mayor extensión: el 45% de la superficie forestal mundial (en 2020). Estos bosques, además, son los que mantienen una mayor diversidad de formas de vida: vegetales y animales. Se encuentran en Centroamérica y en buena parte de Suramérica, una muy amplia zona central del África sub-Sahariana, el conjunto del Sudeste asiático (sobresale Indonesia) y Oceanía (principalmente, Papúa Nueva Guinea y la costa norte de Australia).
— El bosque boreal se encuentra en las zonas frías del norte de América (Canadá y Alaska) y de Euroasia (Rusia y Escandinavia), pero por debajo de las áreas de tundra y de tierras permanentemente heladas (permafrost). Es mucho más extenso de lo que habitualmente se piensa: el 27% del total.
Fuente: FRA 2020. FAO. Principales resultados. http://www.fao.org/3/ca8753es/CA8753ES.pdf
— Los bosques de las zonas templadas ocupan el tercer lugar por extensión, con el 16% del total. Cubren gran parte de Europa y de Estados Unidos, así como de Chile y parte del nordeste de China, la península coreana .
— Por último, están los bosques sub-tropicales, con el 11%, que abarcan buena parte del sur y este de España (aunque no se aprecie en este mapa), China, parte de Japón y la costa este de Australia.
La más grave pérdida de bosques en general ocurre en Brasil e Indonesia
El siguiente mapa de la FAO pone esto en evidencia, mostrando la variación anual media de los bosques (de todo tipo) durante el periodo 1990 a 2015: 25 años. Brasil e Indonesia superan una pérdida anual de medio millón de hectáreas.
Les siguen Myanmar (Birmania), la República Democrática del Congo, Tanzania, Zimbabue, Nigeria, Bolivia y Argentina, con pérdidas de entre 250.000 y 500.000 hectáreas anuales.
Fuente: ¿Cómo están cambiando los bosques? FAO. FRA 2015 http://www.fao.org/3/a-i4793s.pdf
En el otro extremo, es China el país que más ha expandido sus bosques, con más de medio millón de hectáreas al año, de media, durante aquellos 25 años.
Destacan, también, India y EE.UU. con crecimientos entre las 250.000 y 500.000 hectáreas anuales.
Merece ser mencionado, asimismo, el crecimiento forestal a lo largo de aquel cuarto de siglo –con entre 50.000 y 250.000 hectáreas al año, de media- de España, desmintiendo la propaganda ecologista diaria: “los bosques de España son unos de los que más están padeciendo el cambio climático”. Lo mismo puede decirse de Francia, Italia y, sobre todo, de la descomunal Rusia. Grandes países, como Irán y Turquía, también están expandiendo sus bosques y, en el sudeste asiático, Tailandia y Vietnam.
Todo lo anterior se refiere al conjunto de bosques de los diversos países. Cuando revisemos la evolución específica de los bosques primarios, casi al final de este artículo, la imagen solo coincidirá en parte con ésta.
La evolución histórica de los bosques primarios mundiales es de una reducida aunque preocupante contracción
Los estudios realizados mediante imágenes de satélite no permiten diferenciar, hoy en día (que yo sepa), los bosques naturales de los plantados. En consecuencia, debo emplear las estadísticas de la FAO, aun siendo consciente de su sesgo ecologista.
Concretamente, me voy a basar en los informes de Evaluación de los Recursos Forestales Mundiales (FRA, de sus siglas en inglés, Forest Resources Assessment), que se actualizan cada cinco años. La última versión se publicó en mayo de 2020, pero tan sólo comprende los “Principales resultados” (Key findings); el desglose estadístico completo aparecerá este otoño.
“El mundo aún [2020] tiene al menos 1.110 millones de hectáreas de bosque primario. En conjunto, tres países, Brasil, Canadá y la Federación Rusa, hospedan más de la mitad (61 por ciento) de los bosques primarios del mundo” (pág. 7, del FRA 2020. Principales resultados. FAO). Esta cifra resulta demasiado reducida; quizá sea un cálculo provisional.
“El área de bosques primarios ha disminuido en 81 millones de hectáreas desde 1990” (FRA 2020. Pág. 7). Esto significa que en 1990 había 1.191 mill. hectáreas.
Por ello, a lo largo de 30 años (1990 a 2020) los bosques primigenios han disminuido, según la FAO, un 6,8%; en torno al 2,2% cada una de aquellas tres décadas, o el 0,2% al año. Dicho de otro modo, en caso de que dicho ritmo sea cierto, se necesitarían 250 años para que los bosques primigenios redujeran su superficie a la mitad.
¿Cómo se atreven los demagogos ecologistas -y los gobernantes izquierdistas y de derecha- a repetir, mil veces, que “los bosques primarios están desapareciendo”?
Incluso, podría haber sucedido que ni siquiera se haya dado en aquellos 30 años esa pequeña disminución, del 0,2% anual, cuando algún día pueda determinarse la verdadera evolución de este tipo de bosques.
FAO: el ritmo de disminución de los bosques primarios mundiales se ha recortado a la mitad últimamente
Además, la propia FAO se ha visto obligada a afirmar (FRA2020. Key Findings. Pág. 7) que “el ritmo de disminución [de la superficie de los bosques primarios mundiales] se ha reducido a menos de la mitad durante 2010 a 2020 en comparación con el de la anterior década” 2000 – 2010. Dicho de otro modo, el problema se está atenuando fuertemente con el paso del tiempo, a medida que se estén tomando ciertas políticas por los estados con más bosques y que el CO2 está acelerando el crecimiento vegetal global.
Evolución desigual de los bosques primarios del mundo
El siguiente Cuadro 3 recoge la evolución desde 1990 a 2015 de los bosques primarios correspondientes a las cuatro principales zonas climáticas del mundo, de acuerdo a las estadísticas de la FAO ya mencionadas.
Como ya dije, se observa una disminución de la superficie mundial de los bosques primarios a lo largo de todo el periodo. De 1.203 millones de hectáreas en 1990, se pasó a 1.172 mill. ha. en 2015, y a 1.110 mill ha. conforme al adelanto para 2020; ya veremos si se mantendrá esta última cifra (que parece demasiado baja) cuando la FAO haga público el conjunto de las estadísticas para 2020.
Como veremos un par de cuadros más adelante, en el Cuadro 4, es perfectamente legítimo hablar de una “reducida contracción” del total de bosques primarios –frente a la alharaca ecologista-, porque durante el cuarto de siglo 1990 a 2015 se redujeron un 0,1% al año. Ritmo que cayó a mucho menos de la mitad durante la última década (para la que disponemos de datos), 2005 a 2015: 0,03% al año. ¿Quién puede negar que esto constituya una contracción reducida?
CUADRO 3
Fuente; Elaboración propia.
Datos: FAO. FRA2015. Desk reference. Abrir: FRA2015_data.xlsx Pestaña 2.1
http://www.fao.org/forest-resources-assessment/past-assessments/fra-2015/en/
Para 2020: FAO. FRA 2020. Key Findings. Pág. 7. En otoño 2020 se publicarán los datos completos.
Los tropicales siguen contrayéndose pero los boreales y templados crecen
El Cuadro 4, situado a continuación, desvela que aquel lento descenso global de los bosques primarios, es producto de dos comportamientos muy distintos:
A) Por un lado, son los bosques primarios de las zonas tropicales los que han experimentado un permanente e intenso retroceso. De 1990 a 2015 perdieron el 10% de su superficie total; esto es, 61,5 millones de hectáreas, lo que supone una caída muy intensa y grave. Los bosques subtropicales también se contrajeron mucho (el 11%), pero su relevancia cuantitativa es mucho menor.
CUADRO 4
Fuente; Elaboración propia. * Son medias simples.
Datos: FAO. FRA2015. Desk reference. Abrir: FRA2015_data.xlsx Pestaña 2.1
http://www.fao.org/forest-resources-assessment/past-assessments/fra-2015/en/
B) Pero, simultáneamente, los bosques primarios de climas boreales y templados tuvieron una clara y continuada expansión de su superficie, a lo largo de aquellos 25 años. Expansión que apenas es conocida por la opinión pública y que los ecologistas y sus medios afines (casi todos) ignoran sistemáticamente. Su aumento, del 6,7% y del 5,4%, respectivamente, ha sido considerable pero menor que la reducción de los tropicales; de ahí la tendencia descendente del total de los bosques primarios mundiales.
En la actualidad, ambos tipos de bosques primarios (boreales y templados) representan la mitad de la superficie forestal mundial y siguen creciendo.
En conclusión, es en los bosques primarios tropicales y subtropicales donde se concentra el problema de la deforestación, mientras que en las zonas boreales y templadas del mundo no existe, en absoluto, peligro alguno de retracción.
Los bosques primigenios de Europa y EE.UU. se expanden
En el conjunto de Europa (incluida Rusia y Siberia), por ejemplo, el área de bosque primario (boreal y templado) ha pasado de 245,6 millones de hectáreas en 1990, a 276,6 mill. ha., en 2015, lo que representa una asombrosa expansión del 12,7%. En EE.UU., el aumento de sus bosques primarios (templados, y boreales en Alaska) ha sido de un considerable 7,6%, situándose en 75,3 millones de hectáreas, en 2015. (Consultar la pestaña 2.1, del fichero Excel, del Desk Reference, del FRA2015, de la FAO).
Por otro lado, lo que indica el anterior panorama es que a medio y largo plazo el remedio a la deforestación depende del enriquecimiento de los países tropicales, mediante la aceleración de su desarrollo económico. Desde luego, en los próximos quinquenios es preciso seguir impulsando la aplicación de serias políticas de conservación de los bosques primarios, frenando aún más su contracción.
Los bosques primarios tropicales prosiguen una rápida deforestación
Nadie cuestiona que los bosques primarios tropicales estén en retroceso globalmente. Pero se discute acerca de la intensidad y el ritmo de este proceso y las formas realistas de contenerlo.
De un total mundial de 1.203 millones de hectáreas en 1990, bajó a 1.172 mill. ha. en 2015, y a 1.110 mill. ha. en 2020 (si se confirma esta baja cifra). (Ver el Cuadro 3) Hasta 2015, la reducción global de superficie fue del 10%.
La principal causa de su deforestación siempre ha sido su tala para convertirlos en terreno agrícola o para la ganadería, como sucede con frecuencia en la cuenca del Amazonas y en las grandes islas de Indonesia.
La solución a este problema es tanto más difícil ya que en muchos casos en estos bosques o en los terrenos colindantes existen importantes concentraciones de población –incluso varios millones de personas- que, además, suelen vivir en condiciones de aguda pobreza. Este es el caso en Brasil, Indonesia y Nigeria, entre otros muchos.
Por otro lado, en ciertos casos como en la enorme isla –y estado nacional- de Papúa Nueva Guinea (cuya mitad occidental pertenece a Indonesia) el motivo de la deforestación es sobre todo una explotación –a todas luces excesiva- de sus recursos madereros para la exportación. Este problema es aún más grave porque el 90% de su superficie forestal consiste en bosques primigenios (primarios), que están siendo sobreexplotados a gran velocidad.
Países tropicales con deforestación más intensa de sus bosques primarios
Es preciso recordar que este listado no tiene que coincidir con el de países con mayor deforestación de todo tipo de bosques, esto es, de los primarios, secundarios y plantados.
La ordenación en el Cuadro 5, a continuación, es en función de la cifra de pérdida en hectáreas de este tipo de bosques, a lo largo de todo este periodo: 1990 a 2015: la tercera columna comenzando por la derecha.
CUADRO 5
Fuente; Elaboración propia. Datos: FAO. FRA2015. Desk reference. Abrir: FRA2015_data.xlsx Pestaña 2.1
http://www.fao.org/forest-resources-assessment/past-assessments/fra-2015/en/
1 Este listado no coincide del todo con la de los países con mayor deforestación de todo tipo de bosques (primigenios, secundarios …).
Nota: Se marcan en negrita los países con una mayor intensidad de deforestación en todo el periodo, respecto a su superficie de estos bosques. Ver última la columna.
Se comprueba en el cuadro que Brasil es el país en el que más superficie de este tipo de bosques ha desaparecido en el periodo: 15,5 millones de hectáreas. Ahora bien, esta gran cifra no supone un ritmo de destrucción tan intenso como el de otros varios países de menor tamaño; aquellas hectáreas equivalen al 7,1% de la superficie inicial, en 1990 que, de todos modos, supone una tasa preocupante.
Además, por otro lado, Brasil ha conseguido reducir a la mitad su ritmo de deforestación de estos bosques, durante la última década, con datos: 2005 – 2015. Entre 1990 a 2005, cada año desaparecieron 778 miles de hectáreas, de este tipo de bosques. Durante la década 2005 a 2015, ese ritmo fue de 388 miles ha.: la mitad.
Salvo Brasil la mayoría de países tropicales están fracasando en detener esta deforestación
Papúa Nueva Guinea representa un caso muchísimo más grave, pero recibe mucha menos atención de los ecologistas y de los medios que, por ejemplo, Brasil. Quizá porque ahora Brasil ha elegido un presidente conservador: Jair Bolsonaro.
Su cifra de este tipo de deforestación ha sido casi tan elevada como la de Brasil: 13,7 millones de hectáreas. Pero debido a su muy inferior tamaño del país y de su superficie arbórea, aquella área ha supuesto casi el 44% de estos bosques en 1990 (para Brasil fue del 7,1%). Estos bosques han pasado de 31,3 millones ha. a 17,6 mill. ha. en 2015. Como remate, prácticamente no se ha reducido su ritmo de destrucción entre aquellos dos sub-periodos, siendo de alrededor de 550 hectáreas por año, en ambos casos.
Algo muy semejante sucede con Gabón (al oeste de la República Democrática del Congo). En esos 25 años ha destruido casi el 40% de su bosque primario tropical. Y, a más a más, no ha aminorado dicho ritmo de deforestación que, durante todo ese tiempo, se ha situado en torno a las 320 hectáreas por año.
Un caso particularmente grave, aunque de escaso alcance numérico, es el de la República Centro Africana (RCA). De 1990 a 2015 prácticamente ha eliminado el 50% de sus bosques tropicales primarios. De 3,9 millones de hectáreas, en 2015 fueron 2 mill. ha.
En el lado contrario, de una cierta evolución positiva reciente –como sucede con Brasil-, puede citarse el caso de México. Tras una rápida deforestación de estos bosques en el periodo 1990 a 2005 (256 ha./año), en los siguientes 10 años la ha reducido más de 3 veces, concretamente a 77 ha./año.
Casi ninguno otro de los países que aparecen en el Cuadro 5 (Bolivia, Perú, Rep. Demóc. del Congo, etc.) han logrado poner un cierto coto a la deforestación, en la última década.
Por consiguiente, resulta excepcional el logro alcanzado por el país con una más extensa área de bosque tropical del mundo, Brasil, en restringir a la mitad el ritmo de ese proceso, entre 2005 y 2015.
En los bosques tropicales también incide el efecto del CO2
“Por otro lado, como expuse en mi artículo de julio de 2019, el aumento de la concentración del CO2 –que es un nutriente esencial para las plantas- en la atmósfera está incrementando el volumen de la biomasa en la mayoría de las regiones del mundo. Los bosques tropicales son uno de los ecosistemas en el que se está haciendo más densa la vegetación (por hectárea), gracias al mayor nivel del CO2, como mostró un estudio de 2011. Más densidad supone más número de árboles por hectárea y un mayor tamaño medio de los árboles. Algo distinto es que la superficie que ocupan estos bosques tropicales, como dije, sigue en retroceso”.
Así me expresaba en enero de 2020 sobre la expansión de la superficie forestal mundial, en relación a los bosques tropicales.
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