
Por: Adriana Campos / Columnista
En vista del ajetreo que se creó en torno al tema del «feminismo» y tomando en cuenta la cantidad de jóvenes adolescentes, que le dan un me divierte a cada opinión que promueve igualdad real, decidí externar algunas líneas al respecto.
Como mujer considero que para defender esta corriente, primero se debe conocer TODO sobre ella.No es posible que nos auto nombremos feministas, sin antes tener a mano su historia muy básica…Si la mujer no tenía oportunidad de participar en la política, ni derecho al sufragio ¿Quiénes tuvieron que participar activamente y estar de acuerdo con la reivindicación de los derechos de la mujer? La respuesta es muy sencilla, hombres visionarios, que amaban a las mujeres. Sería incapaz de negar los sacrificios y luchas de muchas mujeres por alcanzar nuestros derechos, sin embargo sin apoyo de aquellos que si tenían poder político y social, no serían una realidad.
El feminismo es algo más que una división de oleadas filosóficas o salir a insultar varones.Fue todo un movimiento social, que nos permitió tener un lugar activo dentro de las grandes decisiones del mundo.Nuestro logro más emblemático fue el derecho a una educación en todas las áreas y el sufragio, eso no se hubiera alcanzado con reuniones entre nosotras, tardes de café o ensayos filosóficos.
Hizo falta poder político y social, mismo que no teníamos. Por eso cada vez que repitan una frase de panfletito recuerden que detrás de todos los iconos históricos feministas hubieron hombres que creyeron y apostaron por esa igualdad, esa que al día de hoy seguimos cosechando.La aversión que muchas expresan, está teñida de desconocimiento y es manipulada por ciertos sectores políticos, para seguir dividiendo la sociedad.No todos los hombres o las mujeres son iguales, en ambos géneros hay personas que actúan bien y mal, necesitamos cambiar el chip para poder resolver los problemas que se están dando, como el homicidio de personas a manos de psicópatas.
《El mundo se divide en dos grupos, los que aman y construyen y los que odian y destruyen》
Martí
Si las leyes permiten que un asesino salga libre con una condena de 10 años o menos por segar la vida de otro, el problema no es de género, es de la ley y políticas con las que se aplica la misma.Ni una menos, nací para ser libre, nos están matando… y por detrás van a votar por partidos políticos, que promueven la reinserción social de los «femicidas», esto es algo totalmente incoherente y raya en la más absurda contradicción.Viva nos queremos y apenas una de nosotras comete un error, las primeras en señalar y juzgar, somos las mujeres!Si usted de verdad es feminista no lo demuestre rayando paredes o gritando en la calle, agarre un libro y póngase a leer, eso fue precisamente lo que nos sacó de la sombra, la educación y cultura.Esa moda de pañuelitos y zafarranchos callejeros, son puro marketing populista carente de músculo y fondo. Si queremos alcanzar cosas, necesitamos trabajar en ello, empezando por nosotras mismas.
Hombres que creyeron en la igualdad de la mujer, la lista es bastante grande, en está menciono solo algunos que marcaron una corriente de pensamiento, incluso muy poco tiempo después, de la revolución francesa.Este tipo de pensadores ilustraron a las más grandes figuras feministas que conocemos…
François Poullain de la Barre: Nacido en París, en 1647, fue hijo de una familia burguesa. Ordenado sacerdote católico, posteriormente se convirtió al calvinismo. Repudiado por la sociedad y su familia, se instaló en Suiza, donde se casó y tuvo dos hijos. Hasta el final de sus días se dedicó a la enseñanza.Defensor acérrimo de la educación de las mujeres, Poullain de la Barre estaba convencido de que si las mujeres eran educadas como los varones, podrían acceder a cualquier carrera superior, incluidas las carreras científicas, algo absolutamente impensable en aquella época.
Marie Jean Antoine Nicolas de Caritat, marqués de Condorcet: Filósofo, científico, matemático y político francés Marie Jean Antoine Nicolas de Caritat, más conocido como Condorcet, nació en Ribemont, en 1743.Publicó sobre la admisión de las mujeres al derecho de ciudadanía al año siguiente de la Revolución Francesa, una época en la que la burguesía estaba en alza e imponía a las mujeres una moral muy estricta. Condorcet, sin embargo, defendía que hombres y mujeres eran iguales y que debían tener los mismos derechos. “¿Acaso hay una razón más fuerte que la costumbre para reivindicar la igualdad entre los hombres y negársela a las mujeres? Esa discriminación es pura tiranía, y para que las cosas no sean así, habría que demostrar alguno de estos prejuicios: que las mujeres no tienen los mismos derechos naturales, o, en el caso de que los tengan, no son capaces de ejercer esos derechos”.
John Stuart MillNacido en Londres, en 1806: John Stuart Mill fue filósofo y economista.También se refirió a “lo injusto que es excluir a la mitad de la raza humana del mayor número de ocupaciones lucrativas y de casi todas las altas funciones sociales, decretando desde su nacimiento que las mujeres no son aptas para empleos que están legalmente abiertos para los más estúpidos y los más viles del otro sexo”. Casi al final del texto concluye: “La regeneración moral de la humanidad no empezará realmente hasta que la relación social más fundamental se someta al régimen de una total igualdad, y hasta que los seres humanos aprendan a consagrar su mayor afecto y a compartir los sentimientos de un ser igual a ellos en derechos y en cultura”.
Adolfo González-Posada y Biesca: El abogado Adolfo González-Posada y Biesca nació en Oviedo España, en 1860. “Lo que el feminismo dice es que el hombre y la mujer son, a pesar de su sexo, seres perfectamente iguales en cuanto a la dignidad, valor moral, representación humana… por lo que deben estar sometidos a un régimen jurídico idéntico, con iguales derechos, a un tratamiento educativo y a idénticas condiciones en lo tocante a la expansión de sus tendencias humanas.
El sexo no debe implicar una vida económica, política, legal, moral distinta, ni en lo relativo a las exigencias sociales, ni en lo relativo a las obligaciones sociales…

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