Este sábado se eligió a Mauricio Claver-Carone como presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Se realizó una elección a puerta cerrada, con voto secreto y se realizó por primera vez, ante la pandemia por COVID-19, de manera virtual.
Además, el nuevo presidente asegura que elegirá centroamericanos, caribeños y sudamericanos en puestos altos con el fin de tener una mejor representación.
Claver-Carone es un abogado y jurista estadounidense, asesor de Donald Trump, y se ha caracterizado por mantener línea dura en la política internacional en relación a Cuba o hacia Venezuela.
La expresidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, retiró su candidatura por las dificultades presentadas por la pandemia y por el cambio en una de las reglas del BID.
Un anticastrista de línea dura
Claver-Carone tiene una amplia experiencia profesional tanto en funciones de gobierno como en el área del cabildeo, desde donde ha buscado influir en la formación de políticas públicas en materia internacional con énfasis en América Latina y, en especial, hacia Cuba.
Durante el gobierno de George W. Bush, trabajó en el Departamento del Tesoro de EE.UU. y, tras la victoria electoral de Donald Trump, volvió a integrarse al gobierno inicialmente como miembro del equipo de transición.
Vinculado al senador republicano por Florida Marco Rubio, Claver-Carone es visto como parte de un grupo de cuatro altos funcionarios de línea dura que han influido tanto en la reversión de la política de apertura hacia Cuba iniciada por Barack Obama como en la aplicación de sanciones en contra del gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela.
Los otros tres son: el embajador de Estados Unidos ante la OEA, Carlos Trujillo; el director alterno por EE.UU. ante el BID, Eliot Pedrosa; y Tomás Regalado, el exdirector de radiotelevisión Martí.
Una candidatura polémica
Los gobiernos de Argentina, Chile, México y Costa Rica estuvieron abogando por posponer la elección hasta marzo de 2021, con el argumento de que se podía esperar a que pase la pandemia para hacer una elección presencial.
El alto representante para la Política Exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, también se manifestó a favor de una postergación de la votación.
Estados Unidos, sin embargo, se opuso radicalmente a esta posibilidad al señalar que en este contexto no tiene sentido dejar al BID acéfalo durante medio año.
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