Mientras la elección presidencial todavía no tiene un ganador, así quedó el Congreso luego de una elección sumida en denuncias de fraude

COBERTURA ESPECIAL: ELECCIONES PRESIDENCIALES DE ESTADOS UNIDOS 2020

Además de las elecciones presidenciales, el 3 de noviembre también se puso en juego la mayoría republicana en el Senado y la demócrata en la Cámara de Representantes. ¡Cómo quedó la composición del Congreso después de estas polémicas elecciones?

Mientras los esfuerzos legales del presidente Donald Trump persisten y su equipo de abogados disputa los resultados de las elecciones presidenciales en más de seis Estados, una buena porción de resultados ya confirmados en las elecciones legislativas nos permiten obtener un panorama general de como será el futuro del Poder Legislativo de los Estados Unidos.

Una «ola azul» que no nunca llegó y una de las mejores elecciones legislativas de la historia del Partido Republicano, muestran una historia muy diferente a la contienda presidencial donde, fraude de por medio o no, ambos candidatos estuvieron muy parejos y se tuvo que luchar prácticamente Estado por Estado.

Cámara de Representantes

Como se hace siempre cada 2 años, las 435 bancas que componen la Cámara de Representantes de los Estados Unidos van a elecciones. El Partido Demócrata llegaba al día de la elección con una cómoda mayoría de 232 bancas en su poder y su líder, Nancy Pelosi, esperaba agrandar aún más ese número. Sin embargo, las aspiraciones de los demócratas resultaron todo lo contrario. 

Si bien el Partido Demócrata logró la suma de 218 escaños necesaria para constituir la mayoría y, por el momento, la Cámara Baja permanecerá bajo control demócrata, los republicanos realizaron una sobresaliente elección.

Según el sitio especializado en elecciones Cook Political Report, 27 eran las carreras donde se proyectaba un resultado ajustado, 26 las carreras donde proyectaba una leve ventaja republicana y 37 las de una ventaja demócrata.
Los republicanos ganaron todas las carreras que estaban catalogadas como «ajustadas» y «levemente republicanas» y lograron obtener seis bancas en donde las encuestas predecían una sólida «ventaja demócrata«.

De este modo, el Partido Republicano, de la mano de Trump, terminó con una ganancia neta de 8 bancas, las cuales pueden terminar siendo 12 debido a que el conteo de votos todavía no ha terminado en muchos distritos. Aunque suene irreal y propio de un país tercermundista, en los bastiones demócratas, luego de más de dos semanas de ocurrida la elección, todavía están contando los votos. 

Si los resultados se mantienen y sin contar una posible revisión de la Justicia, la Cámara Baja de los Estados Unidos quedará con una composición de 222 bancas demócratas y 213 republicanas, esto es solo 4 diputados demócratas más que la línea de mayoría, lo que dificultará una eventual presidencia de Joe Biden, ya que no todos los diputados demócratas responden a los cabecillas del Partido.

Entre estos potenciales 222 diputados demócratas hay algunos que corresponden a distritos bastante conservadores que, si bien ganaron su banca por el Partido Demócrata, no responden positivamente a las órdenes del ala progresista californiana de Nancy Pelosi. Además, hay otros diputados demócratas que, por el contrario, responden solamente al líder del ala de extrema izquierda del Partido, Bernie Sanders.

Por lo tanto, lo que los demócratas veían como una elección fácil, terminó siendo un paso en falso que puede llegar a comprometer seriamente el liderazgo de Nancy Pelosi. Si bien la diputada por el distrito 12 de California lidera el Partido en la Cámara de Representantes desde 2003, ya hubo algunos diputados demócratas que aseguraron que se abstendrán de votar por Pelosi, quien necesitará 218 votos positivos para asumir la Presidencia del Congreso.

Actual estructura de la Cámara de Representantes, pendientes de las carreras que faltan por confirmar ganador. 

Cámara de Senadores

A diferencia de la Cámara Baja, sólo 35 de las 100 bancas que componen el Senado se ponían en juego este año. De esas 35 bancas, 23 estaban ocupadas por senadores que forman parte del Partido Republicano, lo cual ponía en un verdadero riesgo al oficialismo de perder el control de la Cámara Alta, que está en su posesión desde 2014.

Los republicanos lograron retener 19 de esas 23 bancas y lograron recuperar una en el histórico Estado republicano de Alabama, donde el ex entrenador de fútbol americano Tommy Tuberville derrotó al progresista Doug Jones. 

Por ahora, los republicanos solamente perdieron dos bancas, una en el Estado demócrata de Colorado y otra en Arizona, donde su candidata, la senadora interina Martha McSally, ostentaba un bajísimo nivel de popularidad.

Dentro de las victorias, se destaca la de larepublicana moderada Susan Collins, que logró imponerse en el Estado ultra-demócrata de Maine por sexta vez consecutiva desde el año 1997, en un año donde se le había hecho muchísima campaña negativa en su contra y todo indicaba que su banca iba a ser recuperada por el Partido Demócrata. 

También, sobresale la aplastante victoria del Líder de la Mayoría en el Senado, Mitch McConnell, en el Estado de Kentucky, por más de 20 puntos frente a su rival, la izquierdista Amy McGrath.

La victoria del actual senador Thom Tillis de Carolina del Norte, certificada recién el 12 de noviembre, otorgó al Partido Republicano su banca número 50, asegurándose así la posibilidad de no ser minoría dentro de la Cámara.

Sin embargo, una situación totalmente improcedente en el Estado de Georgia paraliza el saber cómo será la composición final del Senado y alimenta la incertidumbre en el país, ya que por ahora ningún partido llegó a 51 bancas.

Por primera vez en la historia de Georgia, dos carreras senatoriales tienen lugar al mismo tiempo, luego de que el senador republicano Johnny Isakson dejara su cargo por problemas de salud el año pasado. 

Por el retiro de Isakson, el gobernador republicano Brian Kemp apuntó a la diputada Kelly Loeffler como su reemplazante interina y llamó a elecciones especiales. La otra carrera senatorial, que ocurre según la regla constitucional como todos los procesos electorales, la integra el actual senador republicano David Perdue, quien va en busca de su segundo mandato. 

Si bien Perdue derrotó al demócrata Jon Ossoff por más de 2 puntos porcentuales, el particular estatuto electoral de Georgia especifica que si ninguno de los los dos candidatos supera el 50% de los votos, los dos más votados de la elección irán a una segunda vuelta o ballotage a realizarse en el mes de enero. Perdue obtuvo el 49,7% de los votos y Ossoff el 47,5%, en una carrera también marcada por el fraude electoral y denuncias ante la Justicia.

Por su parte, en la elección especial, se presentaron cuatro candidatos: dos republicanos y dos demócratas. Por el lado demócrata, se impuso el pastor afroamericano Raphael Warnock, con el 32% de los votos y por el lado republicano, la actual senadora Kelly Loeffler logró acceder a una segunda ronda al conseguir el 25% de los votos.

Según las encuestas, Perdue lograría una victoria sobre Ossoff por 52% contra 48% en el ballotage, pero Loeffler perdería por menos de 0,5% de los votos contra Warnock. Esto permitiría retener la mayoría republicana, por 51 senadores contra 49 demócratas, aunque dejaría con un pequeño margen a los republicanos, que ya con los senadores Romney (Utah), Collins (Maine) y Murkowski (Alaska) tienen una compleja tarea a la hora de pasar leyes, ya que éstos suelen pararse con los demócratas en muchos asuntos.

Además, la elección de segunda vuelta de enero también se realizará con votos por correo, lo cual preocupa a muchos republicanos por la certera posibilidad de que los demócratas vuelvan a cometer fraude. Si el Partido Repbulicano pierde ambas contiendas, el Senado quedará 50-50 y todas las leyes quedarán en manos del Vicepresidente, por lo que el control del la Cámara Alta dependerá de quien termine ganando la presidencia.

Depende quien finalmente gane la elección presidencial, Kamala Harris (demócrata – izquierda) o Mike Pence (republicano – derecha) controlará el Senado.

Cabe destacar que las denuncias de fraude electoral en Georgia presentadas por el Presidente Trump también fueron acompañadas tanto por Perdue como por Loeffler, cuyos abogados aseguraron tener testigos que vieron un irregular conteo de votos por correo.

En la noche del 3 de noviembre, Perdue estaba liderando muy cómodamente su elección, hasta que un lote de cientos de miles de votos por correo fueron cargados en medio de la noche cuando los observadores de ambos partidos ya se habían ido a sus casas, favoreciendo enormemente a su oponente demócrata, llevando a Perdue a menos del 50 porciento de votos obtenidos y obligándolo a ir a una segunda vuelta. 

Las denuncias de fraude también se extienden a otras carreras senatoriales, como por ejemplo la del Estado de Michigan, señalado por Trump como otro de los lugares donde ocurrió un fraude masivo. 

Allí, el candidato republicano John James lideraba a su contrincante Gary Peters durante toda la noche electoral, pero terminó perdiendo por una diferencia del 1,7% cuando cientos de miles de votos por correo entraron al Centro de Cómputos de Detroit en una camioneta que no pertenecía al Servicio Postal.

El equipo de abogados de James asegura que en su elección también hubo fuertes irregularidades y ha pedido una auditoría de firmas de cada voto. 

Composición actual del Senado de los Estados Unidos, a la espera de las carreras en Georgia. Los Estados en gris son los que no tuvieron elecciones senatoriales este año.

Pese a la batallas legales que aún siguen, los senadores Perdue y Loeffler no pierden el tiempo y ya comenzaron la campaña en su Estado con miras hacia enero.

Luego del batacazo electoral que los republicanos le propiciaron a los demócratas en la Cámara de Representantes, obtener una mayoría en el Senado constituye un requisito indispensable para los demócratas, que sienten que una presidencia de Joe Biden debe llevar a cabo cambios «profundos y necesarios» para modificar completamente al país, y para ello es vital tener mayoría en ambas cámaras.

Sin lugar a dudas, y si no prospera la vía judicial, en enero, todos los ojos estarán puestos en Georgia, ya que allí, independientemente del resultado legal de la elección presidencial, se definirá él futuro del país.

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