Las encuestas en Israel de cara a una posible nueva elección marcan una gran suba de los partidos de derecha, en especial el conservador Yamina, con los partidos de izquierda en mínimos históricos.
A pesar de que las próximas elecciones oficiales están organizadas para ser llevadas a cabo en 2024, la votación del Presupuesto 2021 está generando severas grietas dentro de la coalición de gobierno, y todo indica que no sería aprobada en el Knesset, el parlamento israelí.
En caso de no lograrse un consenso en torno al nuevo Presupuesto, nuevas elecciones serían convocadas automáticamente por ley.
Es por esto que las encuestadoras ya están a toda máquina analizando y presentando los posibles resultados en caso de unas nuevas elecciones.
Israel ya lleva 2 años de crisis política, con tres elecciones seguidas hasta que se logró una inusual alianza entre el primer ministro Benjamin Netanyahu, de centro-derecha, y el ex líder de la oposición Benny Gantz, de centro-izquierda. Esta unión parecía poner fin a la inestabilidad política pero las encuestadoras muestran otra realidad.
Según la última encuesta electoral, publicada este martes 24 de noviembre por el prestigioso Canal 13 en Israel, el oficialista Likud, partido de centro-derecha liberal que sostiene la candidatura de Netanyahu, caería a 27 escaños; 9 menos de los que tiene actualmente.
Esto confirmaría la gran caída de popularidad del histórico partido conservador israelí y del actual Primer Ministro, quien ha sido severamente criticado por su estricto control de la pandemia. De todos modos, con estos números, el Likud aún quedaría como el partido más grande en el Knesset.
En la propia encuesta del Canal 13 sorprende ver un cambio importante en la oposición. Mientras en la última elección la alianza progresista Azul & Blanco se ubicó comodamente en segundo lugar, hoy ese lugar lo ocupa Yamina, un partido de derecha populista y liberal, dirigido por el empresario y ex ministro de muchas carteras Naftali Bennett.
Yamina sería el segundo partido político más votado, con aproximadamente 23 estaños.
La revelación de estos nuevos números ha causado revuelo en la escena política israelí, puesto que actualmente tienen solo 6 escaños y fueron el octavo partido en las elecciones de marzo de este año.
Yamina es un partido que se sitúa a la derecha del Likud, siendo liberal en lo económico y conservador en lo social.
Bennett es un experimentado funcionario de gobierno, con amplios conocimientos del funcionamiento del Estado, habiendo acompañado en diferentes coaliciones a Netanyahu en el pasado, y habiendo ocupado los puestos de Ministro de Defensa, Ministro de Economía, Ministro de Educación y Ministro de la Diáspora Judía.
Junto a Bennett, este flamante partido es dirigido por Ayelet Shaked, ingeniera informática, armadora política y ex Ministra de Justicia de Netanyahu.
Naftali Bennett (izquierda) con Ayelet Shaked (derecha). Fuente: El País.
Viendo los números de popularidad de los partidos en los últimos meses, todo indica que el gran crecimiento de Yamina viene en buena parte gracias a la importante cantidad de votantes del Likud decepcionados por el manejo de la pandemia, que si bien ha sido excelente en las primeras semanas, se ha ido deteriorando a lo largo de los meses, con un Netanyahu cayendo en todos los vicios de un gobernante preocupado por una crisis que lo supera.
En tercer puesto quedaría el partido de centro-izquierda liberal Yesh Atid, del carismático Yair Lapid, quién subiría 4 escaños respecto a los 16 que tiene actualmente y quedaría posicionado con 20 bancas en un Parlamento donde sería la principal voz de la izquierda progresista.
A su vez, tan solo unos escaños por debajo, quedaría el partido socialista árabe y anti-sionista Lista Conjunta, quién bajaría sorprendentemente 3 escaños de sus 15 actuales y quedará en tan solo 12.
Ya en el quinto y sexto puesto quedarían el centrista progresista Kahol Lavan con 10 escaños, 5 menos que los que tiene actualmente, y el centro-derechista Lieberman, con 8, uno más que los que tiene ahora.
Por su parte, el conservador religioso Shas, quedaría con 7 escaños. También con 7 se encontraría el ultra-ortodoxo Judaísmo Unido de la Torá (UTJ). Último, el socialista ultra-progresista Meretz quedaría con 6.
Manifestación pro-LGBT de Meretz. Fuente: Times of Israel.
La encuesta, que asegura tener un margen de error del 3,9%, y que ha sido extremadamente precisa en las últimas elecciones, revela una realidad muy importante para Netanyahu, quien tiene esperanzas de poder limar las asperezas con Bennett y formar gobierno con Yamina, Shas y UTJ.
La derecha no llegaría a los 61 escaños necesarios para formar una coalición de gobierno si no se logra por lo menos uno de estos requisitos:
- Likud + Yamina + Kahol Lavan + Por lo menos uno de los dos partidos religiosos (Shas o UTJ) = 67 escaños. Se podría formar gobierno ya que se superan los 61 escaños pero es improbable que se dé esta coalición, ya que el Kahol Lavan de Gantz no tiene un valor religioso fuerte y es muy posible que no acepten unirse con un partido ortodoxo. Además, su conflicto con Netanyahu sería una de las razones de esta elección.
- Likud + Yamina + UTJ +S has= 64 escaños. Se lograría la mayoría de escaños por poco y el gobierno liderado por una de las coaliciones más de derecha en la historia del país. Si Likud y Yamina desean realizar esta coalición necesitarán satisfacer a ambos partidos religiosos que impondrán condiciones netamente vinculadas a la fe que podrían dificultar el acuerdo.
Por su parte, la izquierda y el centro quedan completamente imposibilitados de formar gobierno, ya que no llegan con ninguna combinación a los 61 escaños, excepto que incluyan al partido islámico Lista Conjunta, que siempre ha rechazado ir en coalición con partidos judíos y a su vez haría imposible sumar a Gantz, quien a pesar de ser de centro-izquierda es un ferviente sionista y jamás buscaría poder político a cambio de darle poder a los militantes árabes.
Una sorpresa importante de todas las encuestas es la falta de representación del Partido Laborista, el cual no lograría superar la barrera electoral mínima y por primera vez en la historia se quedará sin diputados en el Knesset. Desde su fundación en 1968 los laboristas han logrado imponer varias veces a un Primer Ministro de su partido al frente del país y fueron hasta los últimos años la principal oposición en el país.
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