
El convenio climático elimina a corto plazo en EEUU casi medio millón de empleos (440.000), más 85.000 puestos de trabajo del oleoducto Keystone XL
El regreso de Estados Unidos (EEUU) al Acuerdo de París y la cancelación del oleoducto Keystone XL desde Canadá (concebido hace más de una década) figuran entre las 33 órdenes ejecutivas firmadas por el presidente Joe Biden, durante su primera semana en la Casa Blanca.
Con este acuerdo climático vamos a perder casi medio millón de empleos (440.000) en un corto plazo, más 85.000 puestos de trabajo con la prohibición del oleoducto Keystone XL. Se estima que hasta el 2025, 2,7 millones de personas en EEUU quedarían desempleados, además de que el ingreso per cápita de una familia de cuatro miembros descenderá 20.000 dólares”, afirma el experto en Economía; gestión de proyectos, en pequeña y mediana empresa y contrataciones federales, Rafael Marrero.
El también autor del best seller “La salsa secreta del Tío Sam”, agrega que las consecuencias de ambas órdenes ejecutivas y otras relacionadas con la economía, impactarán también el Producto Interno Bruto (PIB), que sufriría una pérdida de casi 2,5 billones de dólares, sin sumar a esta cifra el costo monumental de una dependencia mayor de EEUU respecto a los suministros del régimen de China.
Administración Biden: Un giro de 360 grados en EEUU
El miércoles 27 de enero, Biden plasmó la tinta en otra orden para suspender nuevas perforaciones de hidrocarburos en terrenos federales.
Expertos y millones en el mundo coinciden en la necesidad de buscar alternativas en el uso de las llamadas energías limpias, pero mediante un programa progresivo y meticulosamente estructurado para que el paso hacia un mayor consumo de energías renovables no sea traumático y destructivo.
En EEUU la industria del petróleo y sus derivados emplea directa e indirectamente a más de 13 millones de personas, con previsiones de un incremento de 2,7 millones de nuevos trabajos antes del 2030.
Sin dudas, la nueva Administración desea «convertir el cambio climático en prioridad» y lo ha definido como un asunto de seguridad nacional, lo que representa un giro de 360 grados, respecto a los cuatro años de mandato de Donald Trump. Y Podríamos resumir: De América Primero regresamos a la América Global.
La secretaria del Tesoro Janet Yellen, incluso, dijo que no le preocupa una caída abrupta del dólar ni el alarmante incremento de la deuda pública de EEUU, mientras los intereses se mantengan en niveles bajos para atender los asuntos importantes del nuevo gobierno.
“Olvídense de la cantidad que se está pidiendo en deuda”, dijo Yellen, expresidenta de la Reserva Federal durante el mandato de Obama, a los miembros del Comité de Finanzas del Senado.
“Los pagos de intereses del gobierno federal ascienden ahora a casi 600.000 millones anuales, pero las tasas de interés globales históricamente bajas los han mantenido estables como porcentaje del PIB desde la década de 1990”, adujo la presidenta del Tesoro… ¿Cuándo podría colapsar el índice de deuda?… Nadie habla sobre eso, manifestó el senador por Dakota del Sur, John Thune, en la audiencia de Yellen.
Biden también autorizará 4.000 millones de dólares para programas sociales en Centroamérica y reactivar las ayudas humanitarias a palestinos y a otros conflictos internacionales. El dinero emana del bolsillo de los contribuyentes estadounidenses.
¿Qué es el Acuerdo de París?
El llamado Acuerdo de París es un tratado internacional sobre el Cambio Climático que establece normas para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y busca mantener el aumento de la temperatura global promedio por debajo de los 1,5 °C, lo que según científicos reduciría los efectos negativos ambientales.
El pacto propone [generar flujos financieros] para lograr la reducción de emisiones y el desarrollo resistente a los efectos del cambio climático.
Tras la finalización de la vigencia del Protocolo de Kioto, el Acuerdo de París comenzó a ser aplicado en el 2020 por la Unión Europea y más de 170 países. El documento cita la necesidad de que los países miembros creen un [fondo anual de 100.000 millones de dólares y sea revisado al alza antes del 2025]. El convenio es definido por la propia Organización de Naciones Unidas como un instrumento jurídico que guiará el proceso de lucha contra el cambio climático de manera universal, pero [las normas se convertirán en obligatorias si son aprobadas internamente por cada Estado].
El análisis de un experto
«El problema del Acuerdo de París es que se escucha muy alentador, muy humanista, pero está corroído hasta la médula». Los dueños de este plan son los globalistas, multimillonarios que utilizan a la China como factoría mundial, con mano de obra esclava de niños y jóvenes que trabajan en sus fábricas y les pagan centavos. Nadie me lo ha contado, lo he visto en múltiples viajes e inspecciones a la industria manufacturera en China”, al frente de proyectos de energía durante varios años, confirma Marrero.
“El Acuerdo de París es un manifiesto político y no un plan económico real, no es realizable. Es una utopía y metas que yo llamo “aspiracionales”, sin un fundamento racional y aplicable. Es simplemente ciencia ficción”, argumenta el analista económico y empresario.
“Cada proyecto económico viable –explica- debe tener tres dimensiones esenciales: Un cronograma realista, un presupuesto, y un alcance bien definido. Estos tres elementos deben estar entrelazados para que impulsen un producto final tangible, acertado y concreto”.
Un afluente financiero
La administración de Barack Obama destinó unos 70.000 millones de dólares al pacto climático, fondos que, además de proceder de las reservas de la nación, terminaron dispersos por el planeta y sin una fiscalización para saber si se empleaban de forma directa y correcta en proteger el medio ambiente.
Hasta ahora, nadie puede garantizar que el dinero entregado se utiliza en medidas preventivas y en proyectos concretos de protección ambiental, argumentan estudiosos del tema. Algunos miembros de ese Acuerdo son países donde imperan dictaduras y están identificados como patrocinadores del terrorismo como Cuba, Venezuela, Nicaragua, Irán, Corea del Norte y Siria, entre otros.
“El acuerdo fue defectuoso desde el principio respecto a los elementos económico y medioambiental”, según Nicolas Loris, subdirector del Instituto Thomas A. Roe de Estudios de Política Económica de la Heritage Fundation.
“Será muy costoso para las familias y las empresas estadounidenses, porque el 80% de nuestras necesidades energéticas se satisfacen con combustibles convencionales que emiten carbono”, puntualizó Loris al diario The Epoch Times. “Regularlos y subvencionar las alternativas perjudicará a las familias estadounidenses y a los contribuyentes”.
“Si se incrementa el costo de la energía, los estadounidenses no solo tendrán que pagar más por la electricidad, sino que pagarán más por los alimentos y el resto de los productos de primera necesidad, ya que todo requiere energía para su elaboración”.
Salida y regreso al Acuerdo de París: implicaciones
En rescate de un trato justo internacional a EEUU y en defensa de la economía nacional, el entonces presidente Trump habló en el 2017 de abandonar el Acuerdo de París, salida que se hizo efectiva en noviembre del 2020. En su primer día en la Casa Blanca, Biden reingresó a EEUU en el plan climático.
“Bajo este acuerdo, China puede aumentar durante 13 años sus emisiones de gases contaminantes y emisiones de carbono. Pueden hacer lo que quieran en 13 años, pero EEUU no”, explicó Trump, quien enumeró otros ejemplos de desigualdad en el convenio.
China es el mayor mentor financiero de infraestructuras de combustibles fósiles y renovables en el mundo, y el principal emisor de carbono, según Climate Action Tracker.
A pesar de que el gobierno de Trump reanimó la industria de combustibles fósiles convencionales, creó más de 6 millones de empleos y convirtió a EEUU en exportador de petróleo, las emisiones de carbono se redujeron en un 2,9% en el 2019 y los niveles de emisión ahora se encuentran en un mínimo histórico desde 1992.
EEUU es el único país en lograr esa disminución, lo que demuestra que se puede ayudar al planeta, sin afectar importantes fuentes de ingresos ni generar desempleo. La incidencia en la economía de medidas drásticas medioambientales también ocurre de manera indirecta en muchas empresas que abastecen la infraestructura de la industria de combustibles convencionales.
Las verdaderas intenciones de China
Al referirse al Acuerdo de París y el rol de China, el reconocido economista Rafael Marrero considera que “esto es muy peligroso. China compite hoy, como nunca, por la supremacía a nivel mundial. Creo además que la «plandemia» fue un objetivo del Partido Comunista de China, un acto de guerra bacteriológica destinado a paralizar la sociedad occidental y que China se apoderara aún más de la cadena de suministros a nivel global. China está necesitada desde hace décadas de una infusión gigantesca de capital para modernizar su infraestructura de producción, con escasas regulaciones y controles de calidad. En muchas ocasiones los certificados de calidad que emiten de sus productos son falsos. Y eso es parte de la cultura china. Para ellos es aceptable y eso es lo que te dicen”.
¿Qué se esconde en este acuerdo climático?
“La pandemia destruyó miles de pequeñas y medianas empresas en EEUU y en otros países (la clase media) porque el propósito final de China es crear una clase proletaria mundial que le compre todo a la gran factoría china. Su plan es destruir la pequeña y mediana empresa en EEUU y en Occidente”, asegura Marrero.
“Aquí existe un problema fundamental que desea imponer China al resto del mundo y es sobre la esencia del Estado. La definición de lo que debe ser el Estado como identidad. Los globalistas – con el respaldo de China- creen que el Estado debe regir y determinarlo todo. Esta es la base fundamental del Acuerdo de París. Por eso es por lo que los planteamientos carecen de sentido práctico y son más bien imposiciones relacionadas con una filosofía utópica del mundo, diseñada por globalistas apartados de la realidad”.
“Cuando lees el contenido del Acuerdo suena muy bonito, totalmente edulcorado, pero sus verdaderos objetivos se basan en intereses económicos”, puntualiza Marrero.
La Administración Obama, Trump y el medio ambiente
“Yo participé en el programa de energía limpia creado por el expresidente Barack Hussein Obama con los paneles solares en EEUU y el empuje para comprar dispositivos solares fotovoltaicos”.
“Durante la administración de Barack Obama se fomentó el consumo de paneles solares para edificios en toda América y eliminar el consumo de energía de productos fósiles. Entonces se creó una sección del IRS para un programa de incentivos tributarios, que otorgaba subsidios y créditos para comprar productos de energía solar [con dinero prestado de China]. Y los productos que comprábamos también eran chinos. Esto yo lo vi con mis propios ojos en proyectos que se ejecutaron de energía solar fotovoltaica a escala industrial en los cuales yo participé directamente como director de proyectos y tenía que inspeccionarlos”.
“El gran problema es que dejamos nuevamente de producir energía convencional y regresamos a la dependencia energética. Por primera vez, durante cuatro años bajo la administración Trump, disfrutamos de la independencia energética porque EEUU producía un superávit de petróleo respecto a los demás países exportadores de crudo. Por primera vez, logramos ser exportadores de petróleo”.
Las reservas de EEUU y el consumo
«EEUU (en la zona de Dakota del Norte y del Sur y toda la región limítrofe con Canadá) tiene más petróleo y reservas de gas natural que todo el Medio Oriente. EEUU cuenta con recursos naturales para los próximos 200 años y lo que quieren los globalistas con este cuento del ambientalismo multinacional es imponernos el fin de todos los medios que nos convierten en un país independiente en el planeta, para esclavizarnos con el modelo del régimen comunista de China y sus aliados”, argumenta el experto.
«El 24% de todo lo que se consume en EEUU proviene de China. Ahora el señor Biden, al cerrar el proyecto de Keystone XL, lo que está haciendo es impactar por completo la economía de América de Norte y los empleos. ¿Cómo puedes decir que la energía verde crea empleos cuando de entrada estás eliminando decenas de miles de puestos de trabajo en este país” ?, cuestiona Marrero.
“Los planes del Acuerdo de París son reducir antes del 2025 las emisiones de gas entre un 25% y 28%, comparado con el 2005. [Eso es imposible]. Te lo dice alguien que ha participado en parques solares de 50 acres para implementar ese programa en el noreste de este país con energía solar fotovoltaica, y otros con gas natural. La planta que hay aquí de gas natural en Hialeah, ese proyecto es mío. A mí que no me vengan con cuentos, yo conozco sobre energía eólica, solar, petróleo, gas natural, etc.”.
“Los llamados “ecologistas” no entienden nada de lo que es infraestructura, funcionamiento económico. Por eso es que el entonces presidente Trump tuvo toda la razón al retirar a EEUU del controversial Acuerdo de París”.
La pandemia causó una contracción del 3,5 del PIB en el 2020, pese a que el crecimiento en el último trimestre fue de un 4%. Convertir el cambio climático –en medio de las actuales circunstancias económicas de EEUU- en una prioridad, es casi un suicidio y un freno a la recuperación definitiva que necesita el país.
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