Un crimen atroz de una madre y sus hijos nos hace ver cuánto necesita la humanidad al Señor debido a la cantidad de maldad que existe en los corazones; este caso involucra la muerte de 5 pequeños niños a manos de su progenitora y un fuerte delirio que le hizo decir que “el diablo se lo pidió”.
El caso de Andrea Yates para el año 2001 se convirtió en el caso de asesinato más cruel y sonado dentro de EE.UU, después que esta mujer ahogara a sus cinco hijos dentro de una bañera y luego llamara al 911 para confesar el crimen.
Originaria de Texas, Yates prometía ser una gran profesional debido a sus altas calificaciones y desempeño destacado no solo en letras sino también en los deportes, pero detrás de ello luchaba con la bulimia, depresión y pensamientos suicidas; aun así decidió ir en contra de eso y graduó en 1982 como enfermera, carrera que ejerció por diez años.
Con una conducta aparentemente intachable y respetable por todos los que la conocieron dentro del MD Anderson Cancer Center, conoció a Russell “Rusty” Yates, quien sería su esposo por una década y el padre de sus futuros hijos; hasta ese momento, se creía que todo estaba “bien”.
Para 1994 tuvieron a su primer hijo, Noah, y después de allí tuvieron que mudarse constantemente a varios estados del país debido a que Russell era experto en computación de la NASA y era realmente solicitado por lo que hacía; en los años siguientes (1995, 1997) tuvo a Johny a Paul, lo que hizo que ella dejara su trabajo y se mudara nuevamente con su esposo, y más tarde tener a su cuarto hijo, Luke.
Entonces vino la primera alerta: tuvo su primer ataque de pánico con ansiedad y entre susurros pidió a su esposo que le ayudara, por lo que tuvo que dirigirse a casa de sus suegros para intentar estabilizarla, pero todo fue un fracaso pues casi muere al ingerir 40 tabletas de un sedante muy fuerte, lo que fue su primer intento de suicidio.
Los siguientes meses transcurrieron con otros episodios más fuertes con Andrea, quien fue internada en una clínica psiquiátrica, los cuales aún no tenían un diagnostico concreto de lo que estaba padeciendo la mujer, pues hasta había intentado matarse frente a su esposo y otros intentos más de quitarse la vida, lo que parecía no tener fin para toda la familia; fue entonces cuando le diagnosticaron psicosis postparto.
La psicosis postparto se desarrolla dentro de la primera semana del parto, y sus síntomas son muchos, como la confusión desorientación, pensamientos obsesivos, alucinaciones, delirios y hasta paranoia, según explicó Mayo Clinic.
Los expertos recomendaron, e incluso su primera psiquiatra, Eileen Starbranch, que tener más hijos le “garantizaría una futura depresión psicótica”, pero ni Andrea ni Rusty decidieron obedecer y para finales del año 2000 tuvieron a una niña llamada Mary.
Se conoció que para el momento en que concibió a su ultima hija, ella había dejado sus medicinas, pero tras el parto volvió la crisis; su rutina consistía en autolesionarse para luego leer la Biblia.
El 20 de Junio de 2001, su esposo fue a trabajar sin seguir las recomendaciones de que no dejara a su esposa sola con sus hijos, pues ella estaba bajo supervisión todo el día; el mismo Russell admitió que la dejaba sola por períodos cortos de tiempo para estimular su independencia e incluso le pidió a su suegra, que llegara una hora más tarde de la acordada para lograr ese efecto.
Pero en esa hora que estuvo sola, ocurrió la tragedia.
El primero de ellos en enfrentar a su madre fue Paul, de 3 años, quien luchó contra su madre de manera feroz estando bajo el agua para poder sobrevivir; cuando supo que había muerto, ella lo llevó hasta una cama y lo cubrió con una sábana.
John, de 5, se negó a entrar al baño pero ella arremetió contra él hasta tenerlo sumergido completamente bajo la bañera; una vez muerto, se repitió la misma operación anterior, la cama y la sábana, con él y su hermano Luke.
Noah, su primer hijo, acudió obedientemente al baño pero se encontró a su hermana, Mary, de seis meses, flotando muerta boca abajo en la tina, por lo que le preguntó a su madre “¿Qué le pasa a Mary?” para luego salir corriendo y ser alcanzado por su madre; tuvo el mismo final de los otros.
Andrea llamó al 911 y pidió que la policía viniera a su casa sin dar detalles, luego llamó a su esposo y le dijo lo siguiente:
“¿Qué sucede?”, dijo él alarmado.
“Es la hora”, Él inquirió:
“¿Qué quieres decir?”, preguntó él para saber si alguien se había lastimado.
“Sí. Los chicos. Todos ellos”, respondió firmemente.
Ella le aseguró a su esposo cuando llegó a la casa, que «el diablo la había obligado a hacerlo», y que todos «irían al Paraíso».
Para el 15 de marzo de 2002, el jurado que tenía el caso rechazó la pena de muerte, porque la defensa de ella alegaba su locura; entonces fue sentenciada por cinco cargos de asesinato en primer grado a pagar cadena perpetua con opción a pedir libertad condicional tras 40 años de cárcel cumplidos.
En 2006, Andrea Yates fue hallada no culpable por demencia, por lo que fue trasladada a North Texas Hospital-Vernon Campus y luego al Kerrville Statal Hospital de Texas, ambos centros mentales de baja seguridad, en los cuales ha vivido durante los últimos años.
Las enfermedades mentales no son un juego, y esto se ha visto popularizado desde hace unos años hasta la actualidad en donde muchas personas están padeciendo de ellas en aumento; siempre es bueno y prudente pedir ayuda en casos como éstos, además de saber y compartir que Jesús puede sanar y restaurar lo que parece imposible para el mundo, incluso la mente y los corazones.
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