Introducción
Este escrito presenta una defensa a la postura del rapto de la iglesia desde la perspectiva pretribulacional. Se describe los elementos que favorecen una respuesta al pretribulacionismo. Se señala el rapto de la iglesia como un evento que sucederá antes del día del Señor mencionado en 1 Tesalonicenses 5. El día del Señor es conocido como el periodo de tribulación escatológico que abarca un periodo de siete años de juicios. Este periodo futuro de tribulación es clave para explicar las razones por la cual la iglesia no debe estar presente en este panorama. Por lo tanto, la respuesta está alineada con el concepto del día del Señor que es expuesto a la luz del AT y ampliado en el NT. El objetivo de este escrito es explicar la posibilidad de un rapto de la iglesia antes de la tribulación sin tener que recurrir al sistema dispensacional como fuente primaria. Las Escrituras en su contexto pueden ofrecer una respuesta precisa para esta doctrina bíblica.
El rapto de la iglesia como una esperanza viva
La doctrina del rapto describe el evento futuro donde los creyentes que estén vivos serán arrebatados y reunidos con Jesucristo en el aire, juntamente con sus seres amados que han experimentado la muerte física. Los versículos claves se encuentran en 1 Tesalonicenses 4:13-18 y 1 Corintios 15:51-58. Estos versículos suelen ser paralelos. No obstante, en las epístolas a los Tesalonicenses el tema predominante es acerca de la venida de Cristo.[1] Esta venida enfatiza la presencia de Cristo con su pueblo. Esto implica que el advenimiento de Cristo por su iglesia como es presentado en la carta a los Tesalonicenses es un evento que envuelve más la esperanza que la escapatoria. Sin embargo, esta realidad no niega el hecho que, aunque el rapto de la iglesia implique esperanza para los salvos en Cristo, el mundo estará expuesto al juicio de Dios. Por lo tanto, de forma implícita el rapto de la iglesia se convierte en un evento que envuelve el escape.
El día del Señor como el juicio próximo para el mundo
El día del Señor es descrito en el AT como un evento donde Dios actuará e irrumpirá la historia del mundo. David Burt afirma: “Se trata del día en que él mismo vendrá para juzgar el mundo, poner fin a las injusticias humanas y destruir a los impíos”.[2] Los creyentes en Tesalónica habían experimentado gran tribulación (1 Ts 1:6, 3:3-4; 2 Ts 1:4, 6). La constante persecución los mantuvo bajo una esperanza conmovedora. Esta tenía que ver con el regreso de Cristo y la resurrección de los muertos. En palabras del Señor (1 Ts 4:15), el apóstol Pablo expone la realidad de una esperanza viva. La garantía sería la reunión con los muertos en Cristo, pero, sobre todo, el encuentro cara a cara con Jesucristo en un estado de glorificación, donde la transformación y la culminación de la salvación serían evidente. Pero el panorama que prosigue a esta escena de 1 Tesalonicenses 4:13-18 presenta desesperación y confusión (5:2). El mundo también será testigo de la venida inminente[3] de Jesús, pero le tomará por sorpresa como el ladrón que viene al anochecer. Por lo tanto, el reto que tiene la iglesia es de ser vigilante para ser partícipe del regreso de Cristo (cf. Mt 24:42-44; Lc 12:35-40; 2 P 3:10; Ap 3:3, 16:15).
La iglesia ausente en el día del Señor
Si se sigue la cronología del capítulo 4 y 5, parece que todo apunta a que el tema del día del Señor es distinto al tema del rapto de la iglesia. Charles Ryrie afirma: “Los pretribulacionistas señalan que el contraste entre los temas de los dos capítulos se agudiza por el hecho de que Pablo no usó simplemente un de para comenzar el versículo 1, sino una frase, peri de”.[4] Esta idea que presenta Ryrie en cuanto a la preposición peri acompañada de la conjunción de, es expuesta por otros escritores como Charles Wanamaker[5] y Richard Mayhue[6]. El cambio de tema parece ser notable y coherente con el texto griego; de la misma forma, la conexión entre ambos temas también es evidente. El rapto de la iglesia puede ser visto como el evento que antecede al día del Señor; convirtiéndose en la antesala escatológica de la segunda venida visible de Cristo.[7] Si el rapto es el evento que inicia el día del Señor, entonces, es plausible entender que juntamente con la esperanza viene una vía de escape sobre los juicios venideros que se aproximan.
Estos juicios son apocalípticos y muestran el carácter inmutable de Dios. Aun así, antes que se manifieste el escenario apocalíptico final, parece que Dios proseguirá con los eventos que conciernen a la resurrección (cf. 1 Co 15:20-24).[8] La resurrección inicia con Jesús, luego tendrá otra fase cuando la iglesia sea arrebatada (1 Ts 4:15-17), y, por último, la fase final será en la segunda venida de Cristo y el reino milenario (Dn 12:2-3; Ap 20:4-6). Esta fase de resurrección y escape del juicio parece estar implícita en Apocalipsis 3:10. Este versículo presenta una discusión exegética que ha sido de debate por años. El texto afirma que la iglesia estará ausente “de” (no “en” ἐν y εἰς) la hora de la prueba[9] (una posible referencia al día del Señor). En griego se lee “ὅτι ἐτήρησας τὸν λόγον τῆς ὑπομονῆς μου, κἀγώ σε τηρήσω ἐκ τῆς ὥρας τοῦ πειρασμοῦ τῆς μελλούσης ἔρχεσθαι ἐπὶ τῆς οἰκουμένης ὅλης πειράσαι τοὺς κατοικοῦντας ἐπὶ τῆς γῆς”.[10] La preposición ἐκ(ek)[11] parece que implica remoción de un lugar, es decir, fuera “de”. Otro ejemplo de la preposición ek puede ser el que presenta Murray Harris cuando afirma:
“Originalmente ἐκ significaba una salida «desde dentro» de algo con lo que había habido una conexión íntima, de modo que ἐκ expresaba la ruptura de alguna relación. Es lo contrario de εἰς, «al interior de». Así, de forma más general, en referencia a la geografía, leemos que Jesús había venido ἐκ τῆς Ἰουδαίας εἰς τὴν Γαλιλαίαν (Jn 4:47)”.[12]
Este patrón apoya la idea acerca de la oración de Jesús de que sus discípulos fueran guardados “del” (ek, v. Jn. 17:15) alcance del maligno. El contexto propio de Juan 17 no es referente al día del Señor ni a la venida inminente de Cristo, más bien alude alcance que puede tener el diablo de sus discípulos (cf. Lc 22:31-34; 1 P 5:8-9). Richard Mayhue comenta: “Ya que Juan 17:15 significa mantener fuera del maligno, entonces el pensamiento paralelo en Apocalipsis 3:10 es mantener a la iglesia fuera de la hora de la prueba.”[13] En este caso, si el día del Señor que se observa en el marco paulino es el mismo que presenta Juan en Apocalipsis, hay gran posibilidad de que sea una referencia implícita al encuentro con Jesús (el rapto) y al día del Señor que se aproxima para el mundo entero (Ap 6–19).
El rapto de la iglesia más allá del sistema dispensacional
Como se ha expuesto, el rapto de la iglesia es una postura que puede ser sustentada por las Escrituras. Aunque, el tema no será resuelto de forma absoluta, creo se puede comprobar que no necesita del sistema dispensacional para afirmar un rapto pretribulacional. Tampoco hace falta ver a la iglesia como un pueblo distinto de Israel[14], esta dicotomía ha creado un problema serio. Pues, una vez se expone la continuidad que hay entre la iglesia e Israel, se derrumba en gran medida el sistema dispensacional y a su vez los argumentos del rapto de la iglesia de forma pretribulacional comienzan a carecer de contexto bíblico. Sin embargo, hay que reconocer que el dispensacionalismo como sistema hermenéutico ha favorecido la postura pretribulacional;[15] no obstante, en los últimos años el dispensacionalismo progresivo[16] ha dado argumentos más sólidos a favor de un rapto pretribulacional que los que presentó el dispensacionalismo clásico. Un ejemplo de esto lo es Craig Blaising, que expone un argumento similar al que hemos seguido en este escrito, pero enfocándose solamente en el día del Señor iniciando desde el sermón escatológico de Jesús en el monte de los Olivos.[17] Pero al final, se debe reconocer que el contexto es el rey, y no un sistema de interpretación. Si se comprende el contexto, el deber del lector será el de encarnar la historia y apropiarse de la esperanza que brinda el rapto. Una esperanza para la iglesia y una invitación al mundo a ser partícipe de esta.
Conclusión
El rapto de la iglesia como lo presenta Pablo en Tesalonicenses es un evento que culmina nuestra salvación, mientras el día del Señor es contrastado como un momento de juicio para los moradores de la tierra. Aunque, no está explícito la idea de un rapto pretribulacional, la esperanza que se nos da de reunirnos con Jesucristo es segura y notoria. La mejor respuesta al rapto pretribulacional es ver de forma cronológica el mensaje de Pablo a los Tesalonicenses (caps. 4–5) y observar con atención las preposiciones en el texto griego y el contexto que ofrece el propio texto a través de la intertextualidad que presenta la doctrina del día del Señor. Con este panorama, la doctrina del rapto de la iglesia permanece como parte de una esperanza que posee el creyente y como el evento que abrirá paso al día del Señor. Aunque el juicio se aproxime, hay que decir: ¡El Señor viene! Sí, ven, Señor Jesús.
Fuentes:
[1] La palabra “venida” se repite en seis ocasiones en las epístolas a los Tesalonicenses. Esta viene del griego παρουσία. Según el diccionario Léxico Lexham del Nuevo Testamento Griego, esta palabra significa “venida; presencia; advenimiento”. Brannan, Rick, ed. (Bellingham, WA: Lexham Press, 2020).
[2] Burt, David F. 1 Tesalonicenses 5:1-28: Viviendo como Hijos del Día (Barcelona: Publicaciones Andamio, 2003), 18.
[3] Esta doctrina del inminente retorno de Cristo es la esperanza bienaventurada de la iglesia (v. Tit 2:13; paréntesis añadido). Ford, Johnny. Introducción a la teología: Una perspectiva pentecostal (Libro de texto de estudio independiente), ed. Max Gallardo, trans. Malena Tobar (Springfield, MO: Global University, 2008), 173.
[4] Ryrie, Charles, C. Teología básica (Miami: Editorial Unilit, 2003), 556.
[5] Por tercera vez en la sección parenética de la carta, Pablo se vale de la frase περὶ δέ (“ahora bien, con respecto a”) para mostrar que ha de cambiar de tema (cf. 4:9, 13). Pero el tema aquí guarda una relación muy estrecha con lo que se lee inmediatamente antes. Wanamaker, Charles A. Las Epístolas a los Tesalonicenses: Un comentario sobre el texto griego, ed. Guillermo D. Powell, I. Howard Marshall, y W. Ward Gasque, trans. Reynaldo G. Medina, “El Nuevo Comentario Internacional al Testamento Griego” (Fairfax, VA: Fundación Hurtado Fundation, 2018), 177.
[6] Περι Δε en 1 Tesalonicenses 5:1 se utiliza dieciocho veces en el Nuevo Testamento. En todos los casos, excepto en cuatro, está implícito un cambio obvio en el tiempo o en el tema (cf. Mt 22:31, 24:36; Mr 12:26, 13:32). Esta frase preposicional es utilizada por Pablo ocho veces. Todos los demás usos indican un cambio de tema. Por lo tanto, se espera que el uso de Pablo de περι δε en 1 Tesalonicenses 5:1 también indique un cambio de tema y tiempo. Esto es consistente con su uso anterior de περι δε en esta epístola (cf. 4:9). Mayhue, Richard L. Snatched Before the Storm! A Case for Pretribulationism (The Woodlands, TX: Kress Christian Publications, 2001), 17.
[7] El día del Señor es paralelo con la septuagésima semana descrita en el profeta Daniel (9:24-27). También tiene conexión con el día de Cristo (2 Co 1:14; Fil 1:6, 10, 2:16) y el día de Dios (2 P 3:12). Es posible que estos términos sean intercambiables, o tal vez, el día del Señor inicia con el rapto de la iglesia, dando paso al evento de juicio y recompensas que concierne a la iglesia arrebatada, es decir el tribunal de Cristo que se dará posiblemente en los cielos (cf. 1 Co 3:11-15; 2 Co 5:10; Ro 14:10). Luego, este evento del día del Señor (día de Dios) se puede extender, o tener un cumplimiento final durante todo el reino milenario que mencionan los profetas y el libro de Apocalipsis (20:1-10).
[8] Cada uno en su debido orden: Indica que Dios tiene un cierto designio para la resurrección. La palabra orden es un término militar griego que podría también traducirse como “rango”. El Comandante resucita primero; sus soldados después. En 1 Ts 4.13-18, su venida se describe como la venida de Cristo con los que “durmieron” (murieron), que entonces son unidos con sus cuerpos físicos. Luego todos los cristianos vivos serán arrebatados de la tierra. Nuevo comentario ilustrado de la Biblia (Nashville: Editorial Caribe, 2003), 1451.
[9] La palabra “prueba” τηρήσω (tēreō) se utiliza en Hechos 12:5, Hechos 25:4, 1 Pedro 1:4 y Judas 21 e implica ‘existencia previa y continuada dentro’. Por lo tanto, tēreō ek exige lógicamente que se entienda como ‘existencia continuada fuera’. Mayhue, Richard L. 1 & 2 Thessalonians: Triumphs and Trials of a Consecrated Church, Focus on the Bible Commentary (Fearn: Christian Focus Publications, 1999), 230.
[10] Aland, Kurt. et al., Novum Testamentum Graece, 28th Edition. (Stuttgart: Deutsche Bibelgesellschaft, 2012), Ap 3:10. (Énfasis añadido).
[11] Ἐκ (ἐξ antes de las vocales) es la tercera preposición más común en el NT después de ἐν y εἰς, representando el 8,8% de las preposiciones «propias» del NT. Más de un tercio de los usos del NT se encuentran en el corpus joánico. Aunque sus usos son variados, lo son menos que los de ἀπό (Regard 416), que ha desplazado a ἐκ en el griego moderno. Sin embargo, ἐκ es más común que ἀπό en el NT (916× frente a 646×), pero no en los LXX (3823× frente a 4150×) ni en los papiros ptolemaicos (903× frente a 920×). Harris, Murray J. Prepositions and Theology in the Greek New Testament: An Essential Reference Resource for Exegesis (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2012), 103.
[12] Ibíd. (Énfasis añadido).
[13] Snatched Before the Storm! A Case for Pretribulationism, 13.
[14] Creo que la iglesia es “como” un nuevo Israel. Esta continúa la misión de Israel, lo expande, y se posiciona como el verdadero pueblo de Dios. No obstante, como premilenialista y dispensacionalista “progresivo”, me parece que Israel juega un papel en la profecía bíblica y su lugar más prominente será durante el milenio, ya que Jerusalén será la capital del Rey, de nuestro Señor Jesucristo. En este sentido, Israel como un pueblo étnico que Dios ha escogido no será remplazado. Pero en cuanto a funciones soteriológicas la iglesia estará compuesta de todos los santos redimidos de todas las edades. Esto implica que la iglesia no forma ningún paréntesis en la historia o el drama de salvación. De la misma forma que Dios levantó a Israel en este drama, también formó a través del Espíritu a la iglesia de manera oficial en el día Pentecostés (Hch 2). En la historia de Hechos se puede ver que la iglesia es un pueblo compuesto de judíos y gentiles (cf. Gá 3:28). Se puede observar que se habla del inicio de la iglesia en el drama de salvación. Si se sigue esta línea se deduce que el rapto forma parte del clímax donde Dios comienza la primera fase de su segunda venida y avanza en la fase de la resurrección que ya se había iniciado con él, todo esto, antes o casi paralelo al día del Señor; pero la iglesia como una metáfora entre la unión de Dios y su pueblo, seguirá presente a lo largo de la historia de redención para ser presentada luego en el reino milenario como la esposa del Cordero (Ap 19–22).
[15] Un gran exponente que defendió el rapto pretribulacional desde la perspectiva dispensacionalista clásica-moderada fue John Walvoord en The Rapture Question. Por Zondervan Academic.
[16] Premilenialismo dispensacional progresivo. Hacia finales del siglo XX, un segmento significativo de premilenialistas dispensacional se alejó de algunos aspectos del dispensacionalismo clásico, desarrollando una visión modificada que ahora se conoce como dispensacionalismo progresivo. Este sistema todavía se inclina hacia una visión literal de la profecía, pero sus adherentes prestan más atención al aspecto figurativo y a las complejidades de la profecía que los dispensacionalistas clásicos. En el corazón del movimiento dispensacional progresista está la comprensión del reino «ya/no todavía». Este punto de vista sostiene que Cristo inauguró el reino de Dios en su primera venida (el «ya»), pero que no consumará o establecerá plenamente el reino de Dios hasta que regrese y reine sobre su reino milenario (el «todavía no»). Así, los premilenialistas dispensacionalistas progresistas sostienen que algunas profecías del AT sobre el reino se cumplieron parcialmente con la primera venida de Cristo, pero que muchas de ellas aún esperan su cumplimiento en el reino milenario. Hays, J. D. “Prophecy and Eschatology In Christian Theology”, ed. Mark J. Boda y Gordon J. McConville, Dictionary of the Old Testament: Prophets (Downers Grove, IL; Nottingham, England: IVP Academic; Inter-Varsity Press, 2012), 607.
[17] Blaising, Craig A. “A Case for the Pretribulation Rapture”, in Three Views on the Rapture: Pretribulation, Prewrath, or Posttribulation, ed. Stanley N. Gundry y Alan Hultberg, Second Edition., Zondervan Counterpoints Series (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2010), 25.
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