Las potenciales amenazas que se han vuelto constantes de parte de Vladimir Putin hacia Ucrania, una posible guerra entre China y Taiwán, crisis económicas en Europa y demás problemas mundiales hacen que las personas cada vez más las personas pregunten si ya la Tercera Guerra Mundial ya ha empezado y qué papel tiene Dios en todo esto, por lo que Cindy Jacobs dio su perspectiva bíblica.
Jacobs, quien es una reconocida autora, oradora y profeta a las naciones, también la presidenta y co-fundadora de “Generales de Intercesión”, con el cual tiene el propósito de cambiar vidas y transformar naciones, dio una perspectiva bíblica y global sobre lo que está aconteciendo en el mundo actual.
Sus múltiples reuniones con líderes políticos y cristianos en todo el mundo le han permitido ofrecer su opinión acerca de la situación mundial; todo sucedió cuando visitó Israel recientemente para asistir a la convocatoria de la Casa de Oración de Jerusalén para todas las Naciones.
Empezó diciendo que debido a la crisis que el mundo enfrenta a nivel financiero, político y social debe ser impulso para que los creyentes estén preparados para enfrentar tiempos peligrosos y que también estén orando por los líderes mundiales y familias.
Dijo también que los distintos desafíos tanto globales como personales no serán un impedimento para que las personas permanezcan bajo el cuidado del Señor, proporcionando así un “Goshen”, que era una especie de refugio que el Dios de Israel les dio a los israelitas cuando juzgó a la nación de Egipto.
Aun así, con todas las noticias tan fatales que surgen cada día en el mundo, Jacobs dice que por otros lugares un avivamiento espiritual ocurre en países de Europa y también en Irán, donde realmente se está viendo el mover del Espíritu Santo.
“Es una señal de esperanza durante un tiempo de gran angustia y peligro y un recordatorio de que cuando sucedan todas estas cosas, haga lo que dijo Jesús y busque que su redención se acerca», finalizó.
Lo mejor que se puede hacer en este tiempo es orar, mantenerse confiado en el Señor, escudriñar su palabra y permanecer en santidad hasta el día de su regreso.
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