Por: Joshua Enior Jiménez.
«Pastor, estoy sufriendo con pensamientos de suicidio, ¿qué me aconseja?»
— Bueno hijo mío, el suicidio es un terrible y grave pecado, así que te aconsejo que no lo hagas. Sin embargo, quiero que sepas que la gracia de CRISTO cubre todo pecado, así que, el Cristiano que comete suicidio, no pierde su salvación.
— «Gracias pastor, lo voy a pensar mucho …»
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Amigos y lectores que me siguen, aquí unas estadísticas sobre el suicido:
Según Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), 47,000 personas se quitaron la vida en 2017 en EE.UU.; 2,000 personas más que los registrados en 2016. La tasa nacional de suicidios ha aumentado 33% entre 1999 y 2017, según los datos del Sistema Nacional de Estadísticas Vitales de los CDC. Lo que es peor, un análisis más amplio de los registros del gobierno indica que los suicidios estadounidenses están ahora en su punto más alto en 50 años. Y para aquellos menores de 35 años, el suicidio se ha convertido en la segunda causa de muerte.
Las crecientes tasas de mortalidad por suicidio, sobredosis de drogas y alcoholismo, lo que los investigadores llaman «muertes de desesperación», son en gran parte responsables de una disminución consecutiva de la esperanza de vida en los Estados Unidos durante tres años. Esto constituye la primera caída de la esperanza en tres años seguidos en los Estados Unidos desde los años 1915-1918.
A nivel mundial, alrededor del doble muere por suicidio que por homicidio. Con el aumento de las personas, especialmente entres los adolescentes, que toman antidepresivos y varios medicamentos recetados, muchos con efectos secundarios que incluyen un aumento en los pensamientos suicidas, es fácil ver por qué. Por supuesto, los factores son multivariados.
Pero lo que es realmente preocupante es la actitud laxa que las generaciones más jóvenes están comenzando a asumir sobre el tema del suicidio: como muchos otro males, ahora se quiere interpretar como un «derecho»: «mi cuerpo, mi elección» se está escuchando. Y muchos países han tomado medidas legales para legalizar el suicidio asistido por un médico (incluidos diez estados de los Estados Unidos). La realidad es que el suicidio se está volviendo cada vez menos un problema moral y ético para la mayoría.
Bueno, ¿cuál ha sido la posición de la Iglesia desde el principio sobre este tema tan controvertido? Simple y bastante claro, en palabras de San Agustín:
«Pero no pienses ni por un instante que al odiar tu alma, significa que puedes matarte. Porque las personas malvadas y perversas a veces lo han confundido así y se han quemado y estrangulado, arrojándose de precipicios y de otra manera se han matado. Esto no es lo que CRISTO enseñó. De hecho, cuando el diablo lo tentó a arrojarse, le respondió: Apártate de mí, Satanás» (Tratados sobre el Evangelio de Juan, XL).
Los estoicos, siendo Séneca su principal ejemplo, elogiaban el suicidio como un derecho otorgado al hombre por los dioses mismos (Séneca murió siguiendo la tradición cortándose sus venas para desangrarse). Este era el mundo pre-cristianizado, donde el suicidio no era mal visto.
Fue CRISTO y el Evangelio que sus apóstoles llevaron al mundo entero que cambió esto de manera trascendental, elevando el valor de la vida humana a tal punto, que los mismos padres de la Iglesia les decían a los cristianos a valientemente sufrir tortura, violación y todo tipo de males en los coliseos romanos antes que cometer suicidio como los filósofos griegos.
Esta es la norma, regla y verdad Cristiana; y el siglo XXI y sus ideologías satánicas de muerte NO LO REVIERTEN.
El suicidio es un mal que todo Cristiano debería evitar a todo costo, pues es atentar contra el mismo templo del Espíritu Santo (1 Corintios 6). En la Biblia solo se registran 6 suicidios:
1. Abimelec (Jueces 9:54)
2. Ahitofel (2 Samuel 17:23)
3. Zimri (1 Reyes 16:18)
4. Saúl (1 Crónicas 10:4)
5. Escudero de Saúl (1 Crónicas 10:5)
6. Judas Isariote (Mateo 27:5)
Todos estos hombres, fueron juzgados por su maldad; dudo que ninguno de nosotros quiere ser parte de este listado. Hubo hombres y mujeres de DIOS que desearon la muerte en la Biblia (ejemplo, David, Elías, Jonás, Pablo, etc.), pero DIOS fue suficientemente poderoso para guardarlos de hacerse daño. Y este es el verdadero mensaje del Evangelio: que DIOS no solamente es suficientemente poderoso para salvarnos estando en un estado de pecado y depravación, pero aún más, luego de ser reconciliados por gracia, su Espíritu es suficientemente poderoso para preservarnos hasta el final. Quien diga lo contrario, lo hace con los pies no sobre el Evangelio, sino sobre alguna otra ideología humanista.
Así que, CRISTO basta. Y termino con las bellas palabras del apóstol Pablo cuando dijo:
«Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas» (2 Corintios 4:16-18).
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