
Nueve cristianos en la región de Mongolia Interior, China, fueron condenados a prisión y a pagar fuertes multas por distribuir Biblias fuera de los canales oficiales del gobierno. Las sentencias varían entre uno y casi cinco años de cárcel por cada uno y las multas llegan hasta un millón de yuanes (alrededor de 137,000 dólares).
El caso se originó en abril de 2021, cuando las autoridades arrestaron a diez miembros de una iglesia no registrada por vender Biblias impresas legalmente, pero distribuidas por fuera de las vías estatales. El tribunal los acusó de “operaciones comerciales ilegales”, aunque los acusados insistieron en que su motivación era evangelística y no lucrativa.
Wang Honglan recibió la condena más severa: cuatro años y diez meses de prisión, además de la multa más alta. Otros miembros, como Wang Jiale y Liu Minna, también recibieron sentencias de más de cuatro años y multas considerables. Algunos de los acusados ya habían cumplido parte de su condena en detención preventiva.
Todas las condenas juntas suman 31 años de cárcel para estos cristianos, que sin importar el castigo, cumplieron con la misión de sembrar esperanza en miles que hoy viven reprimidos por el gobierno.
Durante el juicio, los cristianos explicaron que compraban las Biblias casi al precio de portada y las vendían más baratas, perdiendo dinero para facilitar el acceso a la Palabra de Dios. Su objetivo era compartir el Evangelio, no obtener ganancias económicas.
Las autoridades chinas justificaron la condena argumentando que cualquier distribución de materiales religiosos fuera de las organizaciones aprobadas por el Estado es ilegal. El grupo se negó a unirse al Movimiento Patriótico de las Tres Autonomías, la iglesia oficial controlada por el gobierno.
Organizaciones internacionales de defensa de la libertad religiosa han denunciado el caso como un ejemplo preocupante de la creciente represión contra los cristianos en China. Advierten que nuevas restricciones, vigentes desde mayo, endurecen aún más el control sobre la predicación y la distribución de literatura religiosa.
Estos hechos nos recuerdan las palabras de Jesús: “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”. La fe nos enseña que seguir a Cristo puede implicar sufrimiento y oposición, pero la obediencia a Dios y la proclamación de su Palabra son prioritarias, incluso ante la adversidad.
La iglesia está llamada a orar por los perseguidos, a sostenerlos en la fe y a proclamar el Evangelio con valentía y amor. Como enseña Hechos 5:29, confiamos en que el Señor sostiene y fortalece a su pueblo en medio de la prueba.
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