En las últimas horas, imágenes difundidas en redes sociales y reportes de periodistas y organizaciones internacionales han mostrado a miembros de Hamás entregando armas a niños palestinos para «celebrar» en Gaza, reavivando la indignación sobre el uso de menores en actividades terroristas y la manipulación sistemática de la infancia en el enclave.
Varias cuentas verificadas, incluido “Israel en Español” y activistas pro-derechos infantiles, compartieron fotografías y videos donde se observa a niños recibiendo fusiles de asalto y posando junto a combatientes armados de Hamás durante actos públicos.
El gobierno de Israel y múltiples organizaciones, como UN Watch y Save the Children, han documentado de forma reiterada la radicalización y el adoctrinamiento de los niños palestinos en Gaza, acusando a Hamás de convertir campamentos de verano, escuelas y celebraciones en escenarios de entrenamiento y propaganda armada.
Informes de la ONU consignan que Hamás opera “campamentos de verano donde los niños aprenden a disparar armas, atravesar túneles, luchar contra tanques e incluso secuestrar soldados”, siendo estos “las primeras etapas de entrenamiento del ala militar de Hamás”.
En enero de 2024, portavoces militares israelíes presentaron evidencia gráfica y testimonios de que Hamás utiliza a los menores para trasladar mensajes, explosivos y municiones, aprovechando que las Fuerzas de Defensa de Israel evitan atacar niños en cumplimiento del derecho internacional.
El reporte de la ONU sobre niños y conflictos armados (A/79/878) reconoce a Hamás (y también a Israel) en la lista negra por violaciones graves de derechos infantiles en 2023, incluyendo reclutamiento, muerte, mutilación y secuestro de menores.
La agencia europea Euronews y el informe «UN Watch» revelaron que Hamás ha radicalizado a generaciones enteras, con evidencias de manuales escolares modificados y actividades extraescolares orientadas al odio y la violencia desde la infancia.
En la prensa internacional, como Infobae y BBC, persisten denuncias públicas sobre exhibiciones de armas a menores y la utilización de niños en momentos de propaganda o jornadas como la actual “celebración” tras el acuerdo de alto al fuego, documentando la sistemática violación de normas y ética internacional.
La reacción entre organizaciones humanitarias y expertos en derechos del niño ha sido de condena. UNICEF declaró que “ningún niño debe ser utilizado jamás como instrumento en un conflicto armado; exponerlos a armas y violencia perpetúa el trauma y reproduce ciclos de odio”.
En opinión de Save the Children, estas prácticas constituyen una doble victimización: primero por la violencia bélica, y luego por la manipulación y el adoctrinamiento armado que mutila la infancia y la posibilidad de paz.
A nivel político, representantes israelíes han exigido acciones de la comunidad internacional, sosteniendo que “mientras Hamás ponga armas en manos de niños, la esperanza de reconciliación será una utopía y perpetuará la tragedia de Gaza”.
Una parte del activismo pro-palestino global ha evitado comentar o condenar explícitamente estos episodios, destapando un debate sobre los límites éticos en la defensa de los derechos palestinos y la denuncia integral de todos los actores involucrados en la destrucción de generaciones de menores inocentes.
Situaciones como éstas nos instan a luchar por la protección de la infancia e imparcialidad: condenar el uso de niños como soldados o símbolos armados y exigir a la comunidad internacional y los propios líderes palestinos un compromiso real con la paz, la educación y la vida digna para los más pequeños.

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