El testimonio de Salina ha impactado y conmovido a miles en redes sociales y espacios cristianos. Tras una infancia llena de traumas, depresión y pensamientos suicidas, la joven buscó significado en diferentes caminos, llegando a identificarse durante años como transgénero bajo el nombre de Jay, utilizando testosterona y adoptando una identidad masculina.
A pesar de los cambios externos, Salina confiesa que el vacío y el dolor persistían: “No conseguía mirarme al espejo sin llorar. Sentía que estaba viviendo de forma errada. Hacía cualquier cosa para no tener que ser yo por un rato”, relató al canal Jubilee.
En ese contexto, conoció a una joven cristiana que comenzó a compartirle el Evangelio y la invitó a leer la Biblia. “Sentí que la Palabra estaba viva. Había una paz que yo no conocía”, recuerda.
Fue en una noche de oración, tras ver un video en TikTok, que Salina clamó al Señor: “Dios, si eres real, ¿puedo recibir tu Espíritu? No sé qué significa, pero sé que viene de Ti y yo lo quiero”. Minutos después, experimentó una ola de amor y paz inexplicable que transformó su vida.
“En ese momento supe que Dios es real. Pocos días después fui por primera vez a la iglesia y allí me convertí. Durante la oración, escuché a Jesús decir: ‘Eres perfecta como eres. Eres mi hija amada’”, testificó.
Confiesa que ese mensaje no solo la impactó, sino que también la confundió, pues “no me sentía mujer”. A partir de ahí, comenzó a buscar respuestas en oración, pidiendo dirección a Dios.
Con el paso de los días, decidió rendirse a Jesús, confiando que Él la definiría: “Si tú dices que soy tu hija, entonces lo creeré. Aunque no lo sienta ahora, viviré como tu hija y sé que un día lo experimentaré plenamente”, oró Salina.
El proceso de restauración no fue inmediato ni fácil, pero con el tiempo fue experimentando sanidad y una profunda transformación interior: “Ahora me siento una mujer completa, llena del amor y la paz de Dios. Jesús cambió completamente mi vida y entiendo el valor de ser mujer, que no depende de cómo vistes, sino de lo que eres en tu interior: alegría, gentileza y amor”.
Salina, además de su crecimiento espiritual, superó los vicios y el desgano existencial, y actualmente está comprometida en matrimonio con un hombre a quien describe como un regalo del Señor.
El Espíritu Santo tiene para sanar la identidad rota y liberar de ataduras emocionales o ideológicas en cualquier etapa o contexto de la vida. Salina concluye: “Me siento mejor que nunca; tengo gozo y paz en mi corazón. Hoy sé lo que significa ser verdaderamente mujer en Cristo”.
Su historia es muestra del amor incondicional de Jesús, que da un nuevo comienzo a quienes deciden entregar su voluntad y su pasado en oración y fe, recordando las palabras de 2 Corintios 5:17: “Si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron”.
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