Una rara inscripción asiria del período del Primer Templo hallada en Jerusalén confirma vínculos con la antigua Judá

Una inscripción asiria excepcional, datada en la época del Primer Templo, fue descubierta junto al Muro de las Lamentaciones durante una excavación de la Autoridad de Antigüedades de Israel (IAA) en colaboración con la Fundación Ciudad de David. El hallazgo ofrece una nueva evidencia del contacto directo entre el Imperio asirio y el Reino de Judá.

Un hallazgo que conecta dos mundos antiguos

Israel es, en palabras de los arqueólogos, una “gigantesca cápsula del tiempo”: cada fragmento de tierra puede revelar capítulos ocultos de su historia milenaria. En este caso, un diminuto trozo de cerámica de apenas 2,5 cm con una inscripción cuneiforme en acadio ha abierto una ventana inédita hacia las relaciones diplomáticas entre Jerusalén y Asiria.

El fragmento fue descifrado por el Dr. Filip Vukosavović, la Dra. Anat Cohen-Weinberger y el Dr. Peter Zilberg (Universidad Bar-Ilan). Según los especialistas, el texto contiene una queja administrativa por un pago atrasado que el Imperio asirio esperaba del rey de Judá.

Los investigadores concluyen que perteneció a un sello real inscrito, una impresión utilizada en despachos oficiales emitidos desde la corte asiria. “Estas bulas o sellos incluían breves inscripciones que indicaban el contenido o el destino del mensaje, y diferían claramente de las impresiones judaítas locales”, explicaron.

Ecos bíblicos de una tensión política

La referencia a un pago atrasado recuerda los episodios descritos en 2 Reyes 18 y 19, cuando el rey Ezequías se rebeló contra Senaquerib, monarca de Asiria, negándose a seguir tributándole. Ezequías tuvo que entregar 300 talentos de plata y 30 de oro —unos 30 kg por talento— según el relato bíblico (2 Reyes 18:14).

La inscripción menciona además una fecha límite —el primero del mes de Av— y a un alto funcionario designado como “quien lleva las riendas”, título típico de los mensajeros oficiales del imperio. Todo ello apunta a una comunicación formal entre las cortes de Nínive y Jerusalén.

El análisis sugiere que el destinatario pudo haber sido Ezequías, Manasés o Josías, reyes que gobernaron durante la subordinación de Judá a Asiria. El fragmento, originario de la región del Tigris, podría proceder de Nínive, Asur o Nimrud (Kalḫu).

Pruebas materiales de origen asirio

La Dra. Cohen-Weinberger detalló que un estudio petrográfico confirmó que el material de la bula no corresponde a las arcillas locales utilizadas en Jerusalén o el Levante meridional. Su composición mineral coincide con la geología del norte de Mesopotamia. Actualmente se realiza un análisis químico complementario junto al Dr. Yehudit Harlavan (Servicio Geológico de Israel) para precisar su procedencia exacta.

Aunque no es posible determinar si el retraso en el pago fue un problema técnico o una decisión política, la existencia misma del reclamo demuestra un nivel de fricción administrativa entre Judá y Asiria. Los investigadores recuerdan las palabras de 2 Reyes 18:7:

“Y el Señor estaba con él; dondequiera que salía, prosperaba. Se rebeló contra el rey de Asiria y no quiso servirle”.

Y más adelante, el desafío del emisario asirio:

“Así dice el gran rey, el rey de Asiria: ¿En qué pones esta confianza?… ¿En quién confías ahora, para que te hayas rebelado contra mí?” (2 Reyes 18:19-20).

El momento del descubrimiento

Moriah Cohen, participante en la Experiencia Arqueológica de Emek Tzurim, relató el instante del hallazgo:

“Estaba escarbando y vi un tiesto con una decoración extraña. Al mirarlo mejor, noté que tenía signos cuneiformes. Me pareció imposible. Lo examiné otra vez y, al confirmar que era escritura, grité de emoción. Todos corrieron a verlo. Pensar que después de 2700 años soy la primera persona en tocar esta pieza… es una experiencia única en la vida”.

Implicaciones históricas

Para la Dra. Ayala Zilberstein, directora de excavación de la IAA, la inscripción “proporciona evidencia directa de correspondencia oficial entre el Imperio asirio y el Reino de Judá. Refuerza la comprensión del alcance de la presencia asiria en Jerusalén y su influencia en la administración del reino”.

Zilberstein añadió que el hallazgo aporta nueva información sobre el barrio occidental del Monte del Templo, donde en esa época se concentraban ministros y funcionarios de alto rango.

Un testimonio sin precedentes

Esta es la primera inscripción asiria hallada en Jerusalén. Será presentada al público el jueves 23 de octubre durante la Conferencia sobre Nuevos Descubrimientos en Jerusalén y sus Alrededores, organizada por la IAA, la Universidad Hebrea y la Universidad de Tel Aviv.

Los asiriólogos subrayan que “se trata de un pequeño fragmento de enorme valor histórico, pues abre una ventana a las relaciones políticas y administrativas entre Judá y Asiria: la primera prueba tangible de una comunicación oficial —y quizás tensa— entre Jerusalén y la superpotencia más poderosa de su tiempo”.

El ministro israelí de Patrimonio, rabino Amichai Eliyahu, concluyó:

“El hallazgo de esta inscripción asiria del período del Primer Templo, en pleno corazón de Jerusalén, es una prueba contundente de su condición como capital del Reino de Judá hace unos 2700 años, y de la profundidad de sus vínculos con el Imperio asirio. Este descubrimiento reafirma nuestras raíces antiguas en Jerusalén, centro espiritual y nacional del pueblo judío”.

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