Numerosas investigaciones demuestran que los encierros no evitan las muertes.

Numerosas investigaciones demuestran que los encierros ni las restricciones evitan las muertes.

Por: Andrés Ramírez

El distanciamiento social y la ventilación de los espacios públicos eran medidas apropiadas para combatir la propagación de la enfermedad (además de realizar pruebas y destinar recursos a las poblaciones de alto riesgo), y las empresas habrían aplicado medidas razonables con una comunicación adecuada. (De hecho, los datos muestran que muchos estaban tomando precauciones mucho antes de que sus gobernadores se lo pidieran).

Pero en muchos países  , los funcionarios públicos siguieron adelante con medidas agresivas e inconstitucionales que obligaron a cerrar la economía, sacaron a los niños de la escuela, separaron a las familias e incluso impidieron que la gente diera paseos o jugara al aire libre. Como se preveía, las ramificaciones han sido mucho peores que la enfermedad.

Las pruebas sugieren que la tasa de suicidios se ha disparado, coincidiendo con una epidemia de soledad que seguramente producirá muchas más muertes por desesperación. La violencia doméstica ha aumentado, al igual que el número de hogares que denuncian  inestabilidad alimentaria. Los estudiantes estadounidenses, que ya estaban rezagados en las puntuaciones de los exámenes, en comparación con otras naciones desarrolladas, están perdiendo un terreno insustituible en sus actividades educativas. Y la recesión económica creada por los cierres está aumentando la desigualdad de ingresos y la pobreza (tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo).

Las consecuencias de los cierres sólo están empezando a verse y seguramente tendrán un impacto continuo en nuestra vida cotidiana y en nuestra economía

Los datos de Costa Rica

En definitiva es más riesgoso viajar en transporte público con otras personas que viajar sólo o con la “burbuja social” en vehículo particular.

Según demuestra la curva de contagio publicada por la Universidad de Costa Rica y hecha de conocimiento público y notorio por la prensa del país (se adjunta como prueba), la estrategia del “martillo” NO MEJORÓ la tasa de contagio, y por el contrario, durante los días de su implementación, la curva de contagio DETUVO SU DESENSO. Esta misma curva demuestra que el punto de inflexión para detener la tasa de contagio se dió con la entrada en vigor de la obligatoriedad del uso de las mascarillas.

Cabe destacar que a la fecha de hoy no existe Plan General de Emergencia, según se demuestra con correo emitido por la secretaría de la Dirección Ejecuta de al Comisión Nacional de Emergencias.

Aunado a lo anterior el Jerarca de la Comisión Nacional de Emergencias declaró el pasado 5 de agosto en diversos medios de comunicación que NO EXISTEN DATOS OBJETIVOS PARA ESTABELECER LA RESTRICCIÓN VEHICULAR.

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