
Al estudiar las Escrituras en base al modelo descrito arriba, es evidente que, a lo largo de la historia de redención, el concepto de “linaje” o “simiente” de Abraham se usa de maneras distintivas y específicas. Lo mismo puede decirse del término “judío”. A lo largo de Antiguo Testamento se habla del linaje de Abraham en su sentido étnico y biológico, es decir, los descendientes sanguíneos de Abraham. Este significado se halla también en el Nuevo Testamento en pasajes como Romanos 9-11. En otras ocasiones, el término es utilizado en un sentido político. Pero “la simiente de Abraham” también es espiritual. Es aquél grupo de personas que entran en relación con Dios por la fe (Ro. 4).
Finalmente, el término judío se usa en un sentido tipológico, cuya historia es de ilustración, edificación, y exhortación para la iglesia en el Nuevo Testamento (1 Co. 10:1-6). La hermenéutica dispensacional afirma que cada uno de estos sentidos es valioso, y que la llegada del nuevo pacto no nulifica la importancia de ninguno de estos significados. Esto, en consecuencia, da lugar a las siguientes dos características fundamentales al dispensacionalismo.
El carácter del cumplimiento de las promesas hechas a Israel
Si al estudiar las Escrituras reconocemos el valor tanto histórico como presente de Israel, entonces es necesario afirmar que las promesas hechas incondicionalmente al pueblo de Dios en el Antiguo Testamento deben tener un cumplimiento literal e histórico para el Israel étnico. El fracaso del pueblo de Israel como el “siervo del Señor” no cancela absolutamente todas las promesas hechas por Dios a Abraham y a David si se reconoce que muchas de ellas fueron otorgadas incondicionalmente.
El dispensacionalismo afirma que las promesas espirituales y eternas ofrecidas sobre la base del nuevo pacto (una nueva dispensación) no revocan el compromiso de Dios de cumplir las promesas hechas a su pueblo en el antiguo pacto (la antigua dispensación). En este sentido, las nuevas promesas no sustituyen, ni reinterpretan, ni espiritualizan indistintamente el cumplimiento de las promesas hechas incondicionualmente a Israel en los pactos abrahámico y davídico. En la nueva dispensación presente, las promesas son dadas al nuevo pueblo de Dios: la iglesia. Su valor es esencialmente espiritual y eterno, y es establecido sobre la obra de Jesucristo quien es en sí mismo el cumplimiento (pasado, presente, y futuro) de las antiguas promesas dadas a Israel, y al mismo tiempo, el punto de partida de todas las promesas presentes y futuras dadas a la iglesia en el nuevo pacto.
Israel y la iglesia como expresiones distintas del pueblo de Dios
De todo lo anterior es posible deducir uno de los aspectos más importantes de la teología dispensacional: una clara distinción entre Israel y la iglesia. Dios se ha relacionado con la humanidad de maneras distintas y específicas a largo de la historia bíblica. En el Antiguo Testamento, la obra redentora de Dios está directamente relacionada con Israel; con los descendientes fieles de Abraham y de David. Pero luego de la venida de Jesús como el Mesías prometido, Dios enfoca ahora su obra redentora en y a través de la Iglesia, la simiente espiritual de Abraham.
En el Antiguo Testamento, la obra redentora de Dios está directamente relacionada con Israel; pero luego de la venida de Jesús como el Mesías prometido, Dios enfoca ahora su obra redentora en y a través de la Iglesia.
Israel y la Iglesia son por tanto expresiones temporales distintas del pueblo de Dios. La iglesia no existía en el Antiguo Testamento, y en el dispensacionalismo, la iglesia no reemplaza a Israel. Hoy en día no hay distinción entre griego y judío en el pueblo de Dios (Gál. 3:28); pero la realidad presente no niega la existencia de un futuro glorioso para la nación de Israel (Ro. 9-11).
Una historiografía más comprensiva
Finalmente, podemos afirmar que el dispensacionalismo representa un énfasis más comprensivo en la forma de ver la obra de Dios en la historia. La obra de salvación de Dios es más que una redención espiritual. En contraste con otros sistemas cuyo énfasis es mayormente espiritual, el dispensacionalismo busca tener un acercamiento más balanceado a su percepción de la historia. Dios ha obrado a lo largo de los siglos para el bienestar social, político, y económico de las naciones, y en especial de su pueblo escogido. Todos los sistemas reconocen esta realidad, pero el dispensacionalismo desea interpretar el texto de manera que no enfatice lo espiritual a expensas de lo histórico-social.
Debemos afirmar también que esta historiografía integral es la base de la comprensión futurista de la profecía que caracteriza al dispensacionalismo. Y al mismo tiempo, es también el fundamento de su postura premilenialista que enfatiza la segunda venida del Mesías para establecer un reino literal, milenial, e histórico en la tierra.
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