
La mejor manera de entender esta guerra entre Israel e Irán es recordar la historia de Purim.
Por: Rab Yosef Bitton
Hace 2500 años, Hamán, el poderoso primer ministro del Imperio Persa, no propuso esclavizar a los judíos, ni exiliarlos, ni quitarles sus propiedades y sus tierras —como hicieron el faraón egipcio, Nebujadentzar u otros tiranos—. Hamán se propuso exterminar a los judíos, e instó a su pueblo a actuar como ejecutores, con el incentivo de quedarse con los bienes de aquellos a quienes asesinaran.
להשמיד להרג ולאבד את כל היהודים מנער ועד זקן טף ונשים “Exterminar, asesinar y aniquilar a todos los judíos, jóvenes y ancianos, niños y mujeres…” (Meguilat Ester 3:13)
Hamán decretó que el día 13 del mes de Adar, del año 12 del reinado de Ajasverosh, todos los habitantes del Imperio Persa participarían en el exterminio y asesinato de todos los judíos del imperio: jóvenes y ancianos, mujeres y niños.
El odio de Hamán hacia los judíos no era político ni territorial. Era visceral, irracional. Amalequiano.
Hamán estaba obsesionado con los judíos y enfocó todo su esfuerzo y su prestigio para llevar a cabo ese plan. Incluso fijó una fecha para ello: el 13 de Adar. Ese día los judíos debían ser eliminados.
Al final, todo le salió mal y el plan genocida se volvió en su contra. Por haberse ensañado contra los Yehudim, Hamán lo perdió todo. Su brillante carrera política, su futuro, su vida y la de sus hijos.
DE SHUSHAN A TEHERÁN
Un odio visceral antijudío muy parecido define la política exterior de Irán. Desde que el ayatolá Khomeini tomó el poder en 1979, el régimen de los ayatolás iraníes adoptó el aniquilamiento del Estado de Israel como política oficial del Estado. Lo proclamaron públicamente. Nunca lo ocultaron. Y además —increíblemente— nunca explicaron por qué sentían ese odio hacia Israel.
Veamos lo irracional que es: La distancia entre Irán e Israel es comparable a la que hay entre Argentina y Venezuela. Los dos países no tienen fronteras en común. Nunca hubo una disputa territorial. No existe un conflicto histórico directo. Israel nunca atacó ni amenazo a Irán. No hay ninguna razón lógica que justifique que la existencia misma del Estado judío le resulte intolerable.
Y lo que es más incomprensible: el odio de Irán no se limita a Israel. Se extiende a todos los judíos del mundo. Nadie lo sabe mejor que los judíos de Argentina: fuimos víctimas directas de los ataques de terroristas iraníes a la Embajada de Israel en 1992 (22 muertos), del atentado a la AMIA en 1994 (85 muertos), y posiblemente también del asesinato del fiscal Alberto Nisman. Irán no solo predicó odio: demostró que sabe ponerlo en práctica.
El odio fue anunciado. Nadie lo detuvo.
Carthago delenda est
Durante décadas, Irán repitió sus amenazas en todos los foros posibles. Lo hizo desde la ONU. Lo repitió en sus desfiles militares, con misiles marcados con frases como: “Israel debe ser borrado del mapa”.
Más aún: en el centro de Teherán, en la llamada Plaza Palestina, el régimen iraní instaló en junio de 2017 un “reloj apocalíptico”. Esta instalación oficial que Irán expone públicamente con orgullo, muestra una cuenta regresiva digital que marca los días restantes hasta la desaparición del Estado de Israel. Fue diseñada bajo instrucción del líder supremo iraní, el ayatolá Ali Khamenei, y la fecha de expiración del Estado judío fue fijada para el año 2040. Esa fecha fue anunciada públicamente por el propio Khamenei como el año en que Israel debe desaparecer.
Ese reloj refleja la obsesión ideológica del régimen con la destrucción del Estado judío. Una obsesión que increíblemente el mundo prefiere seguir ignorando.
LOS PROFETAS MODERNOS
La única figura política que advirtió esta amenaza con claridad, año tras año, fue el primer ministro Binyamin Netanyahu. Ya en 1993 —hace 42 años— Netanyahu escribió en el diario israelí Yediot Aharonot que un Irán nuclear era la mayor amenaza existencial para Israel. Y aunque pocos lo tomaron en serio entonces, hoy entendemos que no exageraba.
Netanyahu lo resumió así:
“Los judíos ya entendimos que, cuando nuestros enemigos declaran abiertamente que quieren destruirnos, tenemos que creerles. Y cuando obtienen los medios para lograrlo, tenemos que detenerlos.”
Se está escribiendo una nueva MEGUILAT ESTER.
¡Quiera Dios bendecir a Israel y a todos aquellos que se unen para defender al mundo de los tiranos y déspotas!
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