Bitácora de un Avivamiento en Puntarenas

La reunión de Adoración, estaba pactada para iniciar a las 7 de la noche, pero minutos antes ya había iniciado el ministerio de adoración, con algunos cantos espontáneos. La iglesia estaba casi llena en su totalidad al iniciar el culto, pero en pocos minutos el recinto se llenó, de manera que se contaban por decenas las personas que adoraban, a todo lo que daba sus gargantas. La presencia de Dios en el lugar, era visible en los rostros de las personas.

Personas de todas las edades, cantaban a una sola voz: «Ven Espíritu Santo, como un viento recio bautízanos».

Mí tarea era documentar la reunión, pero mi expectativa crecía conforme pasaban los minutos y las alabanzas.

La tarea era difícil, pues la presencia de Dios en el lugar dificultaba cada disparo de mi cámara, mí cuerpo temblaba, hasta que en unas de las alabanzas decidí apagar el equipo y ser parte de aquella fiesta para el, Rey de Reyes y Señor de Señores. ¡Jesucristo!

A eso de las 9:30 de la noche, luego de una tremenda palabra por parte del Pastor Walter Martínez, en la que nos desafiaba a romper el protocolo así como Bartimeo, continuaron unos minutos de adoración y ministración, la presencia era sublime, y sí, las personas continuaban de pie, llorando, alabando, algunos gritaban, » Jesús hijo de David, cuan Bartimeo, «deseando tocar el manto».

Al término de la ministración, las personas seguían de pie, no sé querían ir y la verdad, yo tampoco.

Es glorioso visitar lugares e iglesias principalmente, en donde NO le ponen camisas de fuerza al Espíritu Santo. Llegué a a Barranca, Puntarenas con la asignación de elaborar un artículo y documentar un mover espiritual que me obligó a dejar la cámara de lado y unirme a tan sublime experiencia.

Algunos, fueron sicarios, narcotraficantes, alcohólicos, o simplemente negaron la existencia de un Dios. Hoy, alaban al Señor con pasión y sus testimonios están inspirando a otros. La iglesia MXP del Pastor Walter Martínez, está rescribiendo la historia de cientos de personas en Barranca, Puntarenas y pueblos aledaños.

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