El documento es un reporte anual de 2018 del Comité Judicial y Político del Distrito de Fangshan de Beijing, un órgano del Partido Comunista Chino (PCCh) que supervisa la Oficina 610 del distrito, la cual es una organización secreta similar a la Gestapo que se encarga de llevar a cabo la campaña de persecución del PCCh contra los seguidores de Falun Dafa.
El informe indica que representantes de la Oficina 610 del distrito Fangshan vinieron a Montreal, Toronto, y Ottawa para realizar sesiones para calumniar a las “religiones heréticas”, en alusión a Falun Dafa. La operación en Canadá se llevó a cabo con los requisitos del Comité Central del Partido y del Comité Municipal del Partido, de acuerdo con el documento.
“Se llevaron a cabo seminarios en contra de las religiones heréticas con las comunidades [chinas] de las tres ciudades para dar a conocer las leyes y regulaciones chinas relacionadas con las religiones heréticas, y el conocimiento básico en contra de las religiones heréticas”, dice el documento.
El documento añade que la misión tuvo el efecto deseado.
“Los ciudadanos locales tienen un claro entendimiento de Falun Gong y otras organizaciones religiosas heréticas, expresando que no creerán en ellas, no las promoverán y no participarán en sus actividades”.
Los órganos de inteligencia, los investigadores y los agentes del PCCh que han desertado, han documentado y hablado públicamente durante mucho tiempo sobre el uso de la diáspora por parte de Beijing para servir a sus intereses en el extranjero, particularmente en Canadá. Pero este documento muestra la participación directa de una organización secreta china de tipo policial en Canadá, así como un vínculo directo entre la organización del PCCh y una publicación china en Canadá que sirve a los intereses del régimen.
Esta publicación es Les Presses Chinoises, con sede en Montreal y en idioma chino, que según el documento, está cooperando con la Oficina 610 del Distrito de Fangshan para publicar contenido que se opone a Falun Dafa y folletos que difaman a la práctica.
“Se han publicado 42 ediciones y 62 artículos, y se han impreso 400,000 folletos de propaganda en contra de la religión herética”, dice el documento. Además añade que para fines de 2018 se publicarán 48 ediciones de la publicación, cada uno con una sección especial que contiene artículos que difaman a Falun Dafa.
El documento dice que “todos los fondos ya fueron abonados” para el 2018.
Falun Dafa, también conocido como Falun Gong, es una práctica espiritual que consiste en ejercicios de meditación y enseñanzas morales. Los adherentes a la práctica, declarada un “credo protegido” por un Tribunal de Derechos Humanos de Ontario, han sido objeto de una severa campaña de persecución por parte del régimen chino desde 1999.
Nueva táctica
El experto de China, Yiyang Xia, dijo que es “revelador” que la sucursal local de la Oficina 610 haya ido más allá de las fronteras de China, llegando incluso a enviar agentes a Canadá para llevar a cabo una misión de demonización hacia Falun Dafa en territorio canadiense.
“La operación directa a nivel ciudad de la Oficina 610 en las ciudades canadienses parece ser una nueva táctica para exportar la persecución a Falun Dafa en el extranjero”, dijo Xia, director principal de investigación y política de la Human Rights Law Foundation, con sede en Washington.
“Anteriormente, solo sabíamos que las embajadas y consulados chinos extendían sistemáticamente la persecución para marginar y difamar a los seguidores de Falun Dafa en los países occidentales”.
Xia dijo que estaba al tanto de otra sucursal de la Oficina 610 que financiaba actividades contra Falun Dafa en Flushing, Nueva York, durante años. Según un informe anterior de la edición china de The Epoch Times, la sucursal que está detrás de las actividades en Flushing es la Oficina 610 de Tianjin.
Este último acontecimiento en Canadá demuestra que el inusual esquema en donde una Oficina 610 de Beijing a nivel de distrito coordina actividades en el extranjero, podría ser una patrón.
“La penetración del PCCh en otros países de esta manera no es muy notoria, pero estas operaciones podrían involucrar potencialmente a muchos agentes de la Oficina 610 a nivel de ciudad que interfieren con la sociedad en países fuera de China, como Estados Unidos y Canadá”, dijo.
“Esto no solo es una flagrante violación de la soberanía de los países occidentales, sino que también socava los derechos constitucionales a la libertad de creencias religiosas de las personas y socava las libertades en estos países”.
El abogado de derechos humanos e inmigración con sede en Winnipeg, David Matas, dijo que si los agentes de la Oficina 610 que vinieron a Canadá para llevar a cabo la directiva del régimen de erradicar a Falun Dafa hubieran revelado su verdadera intención al venir a Canadá, no se les habrían otorgado las visas porque “estarían viniendo con el propósito de fermentar la incitación al odio”.
“Supongo que no revelaron el propósito de su visita al hacer las solicitudes de visa, y eso sería una violación de la ley aquí en la medida en que vienen bajo falsos pretextos, y ciertamente vale la pena hacer investigaciones exhaustivas cuando la gente entra”, dijo Matas.
Interferencia extranjera
El experto en inteligencia David Harris, dijo que las autoridades canadienses deberían investigar las actividades de la Oficina 610 y sus agentes en Canadá.
“Los informes de nuevas variantes de los intentos de Beijing de penetrar en Canadá e influir en los canadienses son extremadamente inquietantes en parte porque parecen representar una expansión de las operaciones de influencia que el Partido Comunista Chino lleva a cabo en el territorio soberano de Canadá”, dijo Harris, director del programa de inteligencia de Inisgnis Strategic Research en Ottawa.
“En un sentido profundo, tenemos el espectro de Beijing; su manipulación de los canadienses, sus medios de comunicación, e incluso su gobierno. Esto es inaceptable para cualquier país, y mucho menos para una democracia liberal que valora los derechos constitucionales de todos sus ciudadanos, incluyendo aquellos que pueden ser practicantes de Falun Gong”.
Harris agregó que el gobierno canadiense debería investigar este asunto “a la luz de las pruebas que han surgido” y tomar “acciones apropiadas, decisivas, diplomáticas y políticas contra Beijing”.
Matas dijo que este es un caso claro de interferencia extranjera en Canadá.
“Si el gobierno chino gastara ese dinero abiertamente a través de su embajada, y esta fuera una publicación de la embajada, sería una actividad diplomática inapropiada”, dijo. “Sería una interferencia extranjera en los asuntos canadienses, y las personas responsables de tal publicación serían expulsadas de Canadá como persona non grata”.
Sin embargo, Canadá carece de la legislación necesaria para enfrentar el problema de la interferencia extranjera de manera más efectiva, dijo.
“Creo que cuando cualquier agencia extranjera está inyectando dinero a Canadá con fines de promoción, debería haber un requisito de registro para esa promoción. No debería ser encubierta como lo está ahora”, dijo Matas.
En algunas jurisdicciones como Australia, existen leyes que exigen que las entidades que actúan en nombre de gobiernos extranjeros registren públicamente sus nombres.
“Creo que Les Presses Chinoises y su financiación es un ejemplo clásico del hecho de que estamos indefensos contra este tipo de manipulación”, dijo Matas.
Oficina 610
La Oficina 610, nombrada después del día en que se formó el 10 de junio de 1999, se encargó de coordinar los esfuerzos para erradicar Falun Dafa, que se había vuelto demasiado popular en China para el gusto totalitario del PCCh. Las estadísticas del gobierno mostraron que entre 70 y 100 millones de personas en China adoptaron la disciplina de meditación en la década de 1990, luego de su introducción al público en 1992.
Este órgano del PCCh se formó bajo el mando directo de Jiang Zemin, el líder del Partido que comenzó la campaña de persecución contra Falun Dafa en 1999, con el objetivo de erradicarlo por completo.
La Oficina 610 recibió poderes extralegales, trascendiendo el poder administrativo en los diferentes niveles de jurisdicción para coordinar todos los aspectos de la campaña para eliminar a Falun Dafa mediante la persecución de sus adherentes. Esto incluyó arrestos, torturas, asesinatos y la propagación de información difamatoria sobre la práctica para poner a la opinión pública en su contra.
Hao Fengjun, un exfuncionario de la Oficina 610 que desertó a Australia en 2005, dijo en entrevistas anteriores que hay sucursales de la Oficina 610 en cada nivel del PCCh, desde el Comité Central hasta sucursales del Partido a nivel de distrito, ciudad y provincia.
Aunque ha habido informes de algunos cambios organizacionales en la Oficina 610, el experto en China, Xia, dice que no ha habido ningún cambio fundamental. Él dice que el único cambio significativo es que desde marzo de 2018, la organización del PCCh que supervisa la Oficina 610, ha pasado al Comité Central de Asuntos Políticos y Legales del PCCh.
Pero para todos los propósitos prácticos, nada ha cambiado para los involucrados, y la Oficina 610 continúa su misión de intentar erradicar a Falun Dafa, probablemente bajo un nombre diferente, dijo Xia.
Les Presses Chinoises
El documento interno muestra los vínculos financieros entre la Oficina 610 y Les Presses Chinoises, que ha estado publicando contenido contra Falun Dafa durante años.
Los archivos online de Les Presses Chinoises muestran que la mayoría de los semanarios publicados durante años consecutivos tienen una sección titulada “La verdad de la justicia”, que repite como loro la difamación y repudio del PCCh contra Falun Dafa y sus adherentes que se difunde en China. El contenido normalmente abarca dos páginas, que no contienen anuncios o ni artículos de noticias típicas.
Les Presses Chinoises es propiedad de Crescent Chau. The Epoch Times se contactó con Chau para pedirle un comentario pero no recibió respuesta.
El periódico publicó su primera edición especial sobre el tema en noviembre de 2001, que incluía una petición a la comunidad china para que se “uniera” para “denunciar a Falun Gong”.
La edición especial fue una acusación de Falun Dafa, y el contenido era una repetición palabra por palabra de la propaganda de odio del PCCh contra la práctica difundida en China.
El profesor de historia de la Universidad de Montreal, David Ownby, quien ha estudiado a Falun Dafa, calificó a los artículos como “basura sin fundamento vertida en la página” y dijo que el contenido no es verdad.
Un grupo de adherentes de Falun Dafa llevó a Chau a la corte y en diciembre de 2001, tres semanas después de la primera edición especial, el tribunal emitió una orden judicial que ordenaba a Crescent Chau que dejara de publicar su contenido contra Falun Gong.
En febrero de 2002, Chau desafió la orden judicial y publicó una segunda edición especial contra Falun Dafa de principio a fin, diciendo que los seguidores de Falun Dafa eran “malvados” y “enemigos del estado”, entre otras declaraciones difamatorias.
De alguna manera, Chau consiguió fondos para imprimir 100,000 copias de otra edición especial de 32 páginas completas contra Falun Dafa distribuida por todo el país, tanto en agosto de 2006 como en julio de 2007, en el que se repetía como loro el material de difamación del PCCh contra Falun Dafa que se difundía en China continental. Se distribuyeron copias en Montreal, Toronto y Ottawa, y en lugares tan lejanos como Vancouver. Una vez más, la edición especial no contenía publicidad y se distribuyó gratuitamente. Las ediciones regulares del periódico, que tenían una circulación de 3500 a 4000 ejemplares en Montreal, se vendían por 60 centavos.
El medio de comunicación estatal chino People’s Daily publicó un informe alabando los esfuerzos de Chau, días después de la circulación nacional.
Chau es un colaborador habitual del Foro Mundial de Medios de Comunicación Chinos, que se celebra cada dos años en China por el gobierno y el Departamento de Trabajo del Frente Unido, la organización del PCCh responsable de reunir información e influir en la política de los países extranjeros. Los medios de comunicación estatales chinos citaron a Chau diciendo que Beijing “debería fortalecer su conexión con la comunidad china en el extranjero”.
La edición china de Epoch Times escribió una serie de informes de investigación en 2007 sobre Chau y sugirió que podría ser un agente del régimen chino.
Los informes incluían entrevistas con Chen Yonglin, un exdiplomático chino que trabajaba para una unidad especializada en la erradicación de Falun Dafa, quien desertó a Australia.
Chen dijo que está claro que Les Presses Chinoises “se ha convertido en el secuaz y la herramienta de propaganda del Partido Comunista Chino”. También dijo que “es muy probable que los costos de impresión” fueran cubiertos por el régimen chino.
“El contenido parece ser producido y proporcionado en su mayoría por el PCCh”, dijo.
Chau demandó a The Epoch Times por difamación, pero el caso fue desestimado por la Jueza de la Corte Superior, Catherine Mandeville, en abril de 2010. “Este es un caso en donde el que muerde se queja de haber sido mordido”, dijo Mandeville, y destacó que “la reputación del Sr. Chau y de La Presse Chinoise son (…) inequívocamente anti-Falun Gong y pro-RPC [República Popular China]”. La Presse Chinoise es el nombre de la empresa que imprime la publicación Les Presses Chinoises.
Por lo tanto, ser llamado agente de Beijing no fue un “ataque injusto” sino una “opinión legítima”, dijo la jueza.
“El Sr. Chau (…) cree que es parte de su responsabilidad defender la posición del gobierno de la República Popular China. Los artículos [de The Epoch Times] plantearon que sus opiniones sobre Falun Gong, pero también sobre el Tíbet y muchos otros temas, eran idénticas a las que el gobierno de la República Popular China defiende”, dijo Mandeville.
Mandeville también dijo que las explicaciones de Chau sobre cómo financió sus ediciones especiales denunciando a Falun Dafa, eran “por decir lo menos, turbias”.
Durante los procedimientos judiciales, Chau admitió que no había entrevistado a los practicantes de Falun Dafa por el contenido que publicó y que no había leído las enseñanzas de Falun Dafa. Además dijo que aspira a erradicar a Falun Dafa.
Posteriormente, Chau apeló la decisión del tribunal inferior sin éxito. Los tres jueces de la corte de apelación reafirmaron en 2012 que referirse a Chau y a su compañía de periódicos “como agentes que promueven las ideas de un gobierno, no puede ser considerado difamatorio”.
Chau trató de llevar el caso a la Corte Suprema, pero fracasó.
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