Por: Matheus Magenta
Investigadores de al menos cinco países, incluyendo Brasil, detectaron la presencia del nuevo coronavirus en muestras de aguas residuales recolectadas semanas o meses antes del primer caso registrado oficialmente en la ciudad china de Wuhan, considerado como el origen de la actual pandemia.
Pero, ¿cómo afectan estos descubrimientos de virus en las heces lo que sabemos sobre el virus SARS-CoV-2?
Los científicos señalan tres ejes principales:
Monitoreo: la detección en aguas residuales puede servir como una herramienta amplia y económica para monitorear el progreso de covid-19. Hay al menos 15 países donde esta estrategia ha sido adoptada o está siendo estudiada.
Posible riesgo para la salud: la presencia del material genético del virus en las heces indica que las aguas residuales pueden ser una vía de contagio.
Origen de la pandemia: el virus puede haber circulado mucho antes de lo indicado en la cronología oficial.
En relación con el tercer punto, el estudio que llamó más la atención fue dirigido por investigadores de la Universidad de Barcelona.
Según ellos, hubo presencia del nuevo coronavirus en muestras congeladas, recolectadas en España, desde el 15 de enero de 2020 (41 días antes de la primera notificación oficial de un contagio en el país) y desde el 12 de marzo de 2019 (nueve meses antes del primer caso reportado en China).
Pero, ¿cómo un virus con potencial de causar una pandemia podría haber circulado sin llamar la atención o crear una explosión de casos, como sucedió en Wuhan?
Los expertos citan al menos cinco hipótesis.
Una es que los pacientes pueden haber recibido diagnósticos incorrectos o incompletos de enfermedades respiratorias, algo que habría contribuido a la propagación inicial de la enfermedad.
Otra es que el virus no se había propagado con suficiente fuerza como para causar un brote.
También hay dos posibilidades de problemas en el análisis: una posible contaminación de la muestra o un resultado falso positivo, debido a la similitud genética con otros virus respiratorios o a fallas en el kit de prueba.
Finalmente, hay quienes hablan de un virus que espera a ser activado.
Tom Jefferson, un epidemiólogo vinculado al Centro de Medicina Basada en la Evidencia de la Universidad de Oxford, dijo al diario británico The Telegraph que hay un creciente cuerpo de evidencia de que el SARS-CoV-2 estaba muy extendido antes de que surgiera en Asia.
«Tal vez estamos viendo un virus latente que ha sido activado por las condiciones ambientales», señaló.
Para Fernando Spilki, presidente de la Sociedad Brasileña de Virología, es necesario esperar más estudios sobre el tema antes de sacar conclusiones sobre la incidencia del virus meses antes del origen conocido de la pandemia, en diciembre.
«Todos estos resultados deben evaluarse con precaución. La característica del SARS-CoV-2 de generar casos de alta gravedad y con una letalidad relativamente alta en la población hace que sea poco probable que este virus circule en una región sin evidencia de casos clínicos».
Los hallazgos en Brasil
En Brasil, un equipo dirigido por investigadores de la Universidad Federal de Santa Catarina (UFSC) analizó seis muestras de 200 ml de aguas residuales crudas congeladas, recolectadas en Florianópolis del 30 de octubre de 2019 al 4 de marzo de 2020.
El resultado de la investigación se plasmó en un artículo, que aún no ha sido sometido a la revisión de otros académicos, en el que señalan que la presencia del virus se detectó a partir del 27 de noviembre.
En esa muestra, según ellos, había 100.000 copias del genoma del virus por litro de aguas residuales, una décima parte de la identificada en la muestra del 4 de marzo. Santa Catarina registró oficialmente los dos primeros casos el 12 de marzo, en Florianópolis.
Según los investigadores, el virus se identificó en las muestras de aguas residuales utilizando la prueba RT-PCR, capaz de detectar la presencia de SARS-CoV-2 a partir de las 24 horas después de la contaminación del paciente. Esta prueba básicamente convierte el ARN del virus (material genético) en ADN para identificar su presencia o no en la muestra examinada.
«Esto demuestra que el SARS-CoV-2 circulaba en la comunidad meses antes de que se denunciara el primer caso» en el continente americano, escriben los autores del artículo.
La bióloga Gislaine Fongaro, líder de investigación y profesora del departamento de microbiología, inmunología y parasitología de la UFSC, dijo que los primeros resultados despertaron escepticismo en el equipo.
Por esta razón, se pusieron en contacto con otros departamentos de la universidad para recopilar y repetir todas las pruebas con varios marcadores virales (lo que sirve para para evitar que otros virus similares confundan la detección).
Según ella, la presencia del virus meses antes del registro oficial puede explicarse, por ejemplo, por el hecho de que las personas pueden o no haberse enfermado o atribuido los síntomas a otras enfermedades.
Pero, de acuerdo con Fongaro, solo los estudios futuros pueden explicar cómo el virus terminó en la alcantarilla de Florianópolis en noviembre.
Una secuenciación genética del virus que se encuentra en las aguas residuales podría, por ejemplo, compararse con otras pruebas similares realizadas en todo el mundo para estimar la fecha precisa de origen del SARS-CoV-2.
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