Coronavirus: Cómo afectará a los países más endeudados de América Latina?

El último tsunami económico que sufrió la región fue hace más de una década.

Cuando se desató la gran recesión en 2008, la deuda pública de América Latina giraba en torno al 40% del Producto Interno Bruto (PIB).

Hoy, en medio de la pandemia de coronavirus, la región está en una situación mucho peor que en ese momento: la deuda promedio es de 62% del PIB, según las estimaciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

«La posición actual se ve más debilitada», le dice a BBC Mundo Eric Parrado, economista jefe del BID.

Con déficit fiscales que le dejan pocas municiones a los gobiernos para hacer frente a una crisis económica que se expande tan rápido como el contagio y las víctimas fatales, la pregunta sobre cómo conseguir recursos para salvar vidas y empleos es apremiante.

Ante un shock tan excepcional como este, los países de la región han comenzado a mover los hilos para financiar medidas de emergencia, que incluyen desde el recorte de gastos no esenciales hasta el endeudamiento.

Los más endeudados

El problema es que cuando un país está altamente endeudado, las posibilidades de conseguir oxígeno económico son más escasas o mucho más costosas.

Y si su calificación de riesgo -que mide la probabilidad de que un Estado sea capaz de pagar sus obligaciones- es alta, más difícil es conseguir financiamiento.

Uno de los índices de riesgo más utilizados es el EMBI (Emerging Markets Bonds Index) elaborado por la empresa de servicios financieros J.P. Morgan Chase.

Como porcentaje de PIB, los países más endeudados de la región son Argentina, Brasil, El Salvador, Uruguay y Bolivia, según los datos del FMI a 2019.

Venezuela está fuera de la lista porque existe muy poco acceso a la información, aunque académicos y expertos estiman que su nivel de deuda se ha disparado a niveles históricos.

El líder del ranking de endeudamiento, Argentina, corre a toda velocidad para reestructurar su deuda y evitar una nueva cesación de pagos (o default), como el de 2002.

Esta semana el gobierno ofreció a sus acreedores privados una disminución de 62% en el pago de intereses sobre una deuda externa cercana a los US$70.000 millones, mientras que al FMI le debe cerca de US$44.000 millones.

Antes de que llegara la pandemia, el gobierno ya había catalogado la deuda como impagable. En el nuevo escenario de crisis global, si no logra un acuerdo con los acreedores, el panorama luce bastante oscuro.

El caso de Brasil es paradigmático, porque pese a ser el segundo país más endeudado de la región, tiene acceso a todas las vías de financiamiento, es decir, los inversores confían en que no se irá a la bancarrota.


Con informaciòn de la BBC


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