¿Debemos ungir a los enfermos con aceite? (Santiago 5:14-15)

Por: Samuel Emadi/ Coalición por el evangelio

Como protestante reformado de la iglesia baja (que da poco énfasis a los rituales), sospecho de manera automática de cualquier cosa que huela a ritualismo religioso. ¿Cadenas de oración? No, gracias; me quedaré con la oración colectiva en la iglesia y la oración privada que recomienda Jesús (Mt 6:6). ¿Velas e incienso? De nuevo, tomaré la predicación simple y el canto congregacional. Entonces, cuando me preguntan si debemos ungir a los enfermos con aceite, confieso que me resisto a la idea por reflejo.

Para cualquiera de mi tribu teológica, derramar aceite sobre alguien simplemente se siente… extraño. Pero la teología fiel no consiste en un oficio de seguir sentimientos o intuiciones, es un asunto de someterse a las Escrituras a dondequiera que nos lleve.

En este caso, la Escritura aborda de manera directa el tema de si debemos ungir a los enfermos con aceite.

¿Está alguien entre ustedes enfermo? Que llame a los ancianos de la iglesia y que ellos oren por él, ungiéndolo con aceite en el nombre del Señor. La oración de fe restaurará al enfermo, y el Señor lo levantará. Si ha cometido pecados le serán perdonados (Stg 5:14-15).

Este pasaje es notoriamente enigmático y en verdad no tengo la última palabra al respecto. Pero dado que parece responder a la pregunta propuesta en el título de este artículo, vale la pena considerar cómo este texto bíblico debería dar forma al ministerio a los enfermos en nuestras congregaciones.

No tengo la intención de desatar todos los nudos exegéticos (¡aunque hay muchos!). En cambio, espero que podamos tener una idea general de lo que Santiago recomienda a medida que hacemos preguntas sobre el texto. También necesitamos seguir el principio hermenéutico básico de que siempre debemos dejar que las partes más claras de las Escrituras guíen y limiten nuestras interpretaciones de pasajes más difíciles como este.

Después de haber aclarado algunos asuntos, consideremos cuatro preguntas que nos ayudan a entender lo que recomienda Santiago.

1. ¿Deberíamos aplicar este pasaje a cada enfermedad?

Santiago no está sugiriendo que hables por teléfono con tus ancianos y les pidas que te unjan con aceite cada vez que tus alergias estacionales actúen o tengas resfriado.

El hecho de que el enfermo en este texto tenga que «llamar» a los ancianos para que lo visiten sugiere que está gravemente enfermo, incapaz de asistir a reuniones corporativas u otras funciones en las que podría encontrarse con los ancianos. Además, la descripción de la curación en el versículo 15 también sugiere que la enfermedad es severa.

2. ¿Por qué los enfermos deben llamar a los ancianos?

En un sentido práctico, llamar a los ancianos a orar por ti en un momento de enfermedad pone tus necesidades no solo ante ellos sino, probablemente, ante toda la congregación. Como pastores de tu iglesia, los ancianos son los más indicados para saber cómo cuidar de ti, cómo expresar tus necesidades a la iglesia y cómo ministrar la esperanza del evangelio.

La teología fiel no consiste en un oficio de seguir sentimientos o intuiciones, es un asunto de someterse a las Escrituras a dondequiera que nos lleve

El final del versículo 16 puede proporcionar otra pista de por qué los enfermos deben llamar a sus ancianos para que oren por ellos. En ese versículo, Santiago enseña que «la oración eficaz del justo puede lograr mucho». Dadas las cualificaciones bíblicas de los ancianos y su responsabilidad de modelar la piedad en la congregación (1 Ti 3:1-71 P 5:3), los ancianos de tu iglesia deben ser irreprensibles y debes invitarles a interceder por ti.

En particular, Santiago indica que el enfermo inicia el contacto con los ancianos y pide oración y unción. Estos son actos de fe y humildad de parte del enfermo, son expresiones de confianza humilde en el Dios que tiene el poder de la vida y la muerte en Su mano.

3. ¿Qué pasa con el aceite?

La mención del aceite por parte de Santiago es sin duda una de las partes más enigmáticas del pasaje. Descartemos lo que no significa ungir con aceite.

Primero, Santiago no está enseñando la doctrina católica romana de la extremaunción.

Santiago no indica en ninguna parte que deberíamos ver la unción de los enfermos con aceite como un «sacramento». Además, el uso del aceite en este pasaje no es para preparar a los enfermos para la muerte, sino que se agrega a las oraciones que buscan sanidad y restauración.

Segundo, Santiago no sugiere que el aceite tenga alguna cualidad mágica o sobrenatural.

La curación resulta de la oración de los ancianos «en el nombre del Señor». El aceite es secundario en este pasaje, adorna el acto central de la oración: nuestra humilde expresión de dependencia del Señor para todas las cosas, particularmente en nuestra salud.

Tercero, el aceite en este pasaje no es medicinal, como sugieren algunos comentaristas.

Si bien es una propuesta interesante, no hay evidencia en este texto de que «aceite» deba entenderse como un sustituto de la medicina. De hecho, en Marcos 6:13, la otra y única vez que encontramos aceite y sanidad conectados en el Nuevo Testamento, el aceite claramente no es medicinal, ya que las sanidades descritas en este pasaje son sobrenaturales.

Entonces, ¿cuál es el punto de ungir con aceite? Es probable que la unción con aceite simplemente simboliza la consagración a Dios, como suele ocurrir en otras partes de las Escrituras (cp. Nm 3:31 S 10:1Sal 89:20). La unción con aceite es un acto físico que expresa una verdad espiritual: pertenecemos a Dios y nos hemos entregado por completo a Su cuidado. La oración expresa este punto con palabras; la unción con aceite expresa este punto en acción.

4. ¿Promete este pasaje que los ungidos serán sanados sin excepción mientras tengan suficiente fe?

El comienzo del versículo 15 parece sugerir que las «oraciones de fe» de manera inevitable resultan en sanidad física. Ciertamente, tal interpretación no concuerda con la realidad. La piedad no es garantía de salud física, ni puede impedir perpetuamente la muerte (He 9:27). Además, el mismo Pablo, quizás el cristiano más lleno de fe de todos los tiempos, tuvo que dejar a Trófimo enfermo en Mileto (2 Ti 4:20).

Más bien, Santiago nos recuerda que la oración que agrada a Dios brota de la fe viva que describió en el capítulo 2 de su carta. En algunas ocasiones, Dios usa estas oraciones llenas de fe como el medio por el cual sana a los enfermos. Orar con fe no es una fórmula mágica que tuerce el brazo de Dios para que haga lo que queremos. Más bien, orar con fe le pide audazmente a Dios que sane a un hermano enfermo y confía humildemente en el plan perfecto de Dios, un plan que culmina con Cristo «salvando» y «levantando» a todo Su pueblo en la resurrección.

Confianza humilde en la misericordia de Dios

¿Debemos ungir a los enfermos con aceite? Depende de la situación.

Por un lado, Dios no ordena a los cristianos que busquen a cada hermano o hermana que estén enfermos y los unjan. Pero si alguien enfermo de gravedad desea sanar, entonces sí. Una forma en que pueden expresar su confianza y sumisión incondicionales a Dios es pedir a hombres justos que intercedan por ellos y simbolicen su compromiso con el Señor al ser ungidos con aceite.

Esta es una adaptación de un artículo publicado originalmente en The Gospel Coalition. 

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