La industria pornográfica quiere atrapar a tus hijos: 7 datos que todo padre creyente debe conocer

Matías Pelatay/ Coalición por el evangelio

El pasado 3 de mayo, el estado de Utah, en Estados Unidos, puso en marcha una nueva ley (en inglés) que exige a toda entidad comercial que proporciona material pornográfico por Internet, o cualquier otro contenido perjudicial para menores, que verifique la edad de las personas que desean ingresar a sus sitios. La medida tiene la intención de proteger a los menores de edad del acceso a la pornografía, problemática que hasta ahora ha sido poco tomada en cuenta por la mayoría de los gobiernos.

En respuesta a esta nueva ley, diversos sitios web pornográficos han decidido «protestar» de diversas formas contra las autoridades estatales, evidenciando así que la industria pornográfica está interesada en poder llegar a los menores de edad. De hecho, La mayoría de estos sitios permiten el libre acceso a cualquier persona; apenas unos pocos tienen una página de verificación con un botón de «sí, soy mayor de edad», que resulta fácil de burlar.

Aunque la pornografía causa diversos efectos profundamente negativos en las personas, en especial en adolescentes y niños, poco se ha hecho hasta ahora para restringir o contrarrestar el poder de esta industria.

Estos son siete datos que todo padre creyente debe saber sobre la problemática del acceso a la pornografía en los menores de edad:

1. Tres de cada cuatro adolescentes han visto pornografía.

Según los datos proporcionados por una encuesta (en inglés) realizada en Estados Unidos por Common Sense Media a finales del año pasado, el 73 % de los encuestados (entre trece y diecisiete años) ha consumido algún tipo de material pornográfico. El 24 % asegura que nunca ha visto pornografía y el resto se negó a responder o dijo que no estaba seguro de su respuesta. El reporte confirma que la enorme mayoría de los adolescentes tiene acceso a la pornografía a través de Internet.

2. El primer consumo de pornografía sucede a una edad muy temprana.

Respecto a la edad del primer consumo, el promedio es de doce años, aunque un 15 % de los encuestados admitió que vieron pornografía antes de los diez años de edad.

En el año 2019, el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos había informado (en inglés) que la edad promedio del primer consumo de pornografía era de catorce años. Esto demuestra que el acceso a material sexual explícito en aquel país sucede cada vez a una edad más temprana.

Los menores de edad, como todas las personas, necesitan a Jesús para ser libres de la pornografía y de los ataques de esta industria satánica

Por otra parte, la Agencia Española de Protección de Datos informó en el 2021 que la edad promedio de acceso a la pornografía entre menores de edad en España era de ocho años.

3. La mayoría de los menores de edad han visto pornografía de manera accidental.

La misma encuesta de Common Sense asegura que más de la mitad de los adolescentes (58 %) ha ingresado a sitios pornográficos de manera accidental.

Según relatan algunos adolescentes, llegaron a estas páginas luego de buscar en Internet alguna frase o nombre que escucharon de sus pares, o porque algunos de ellos les compartieron contenido explícito (en línea o en persona). Pero muchas otras veces, solo estaban navegando por Internet.

De este porcentaje, la mitad reconoció que también buscó pornografía de manera intencional, aunque el informe no aclara si a partir del consumo accidental o no. La otra mitad, el grupo de quienes han consumido solo de manera accidental, está conformado principalmente por personas «religiosas». Es decir, aquellos que no siguieron buscando pornografía después de que fueron expuestos por error o contra su voluntad son adolescentes que se definen como «comprometidos con su fe».

4. Las redes sociales son la segunda mayor puerta de acceso a la pornografía.

Luego del consumo a través de sitios para adultos (a los que se suele llegar por los motores de búsqueda), las redes sociales constituyen el canal más usual para acceder a material pornográfico.

Un 38 % de los adolescentes lo hizo a través de apps como TikTok, Instagram o Reddit, y un 34 % a través de plataformas de video, como YouTube. Es evidente que estas plataformas y aplicaciones, ampliamente utilizadas por los adolescentes, representan serios peligros para sus vidas, incluido el acceso a la pornografía.

5. La pornografía se ha transformado en una fuente de información falsa para los adolescentes.

El 45 % de los consultados por Common Sense aseguró que la pornografía les había brindado «información útil». La mayoría de los menores de edad que ve material sexual explícito lo hace por curiosidad o por aprender conductas sexuales. Sin embargo, solo el 27 % de quienes consumen piensan que la pornografía retrata de manera precisa el acto sexual.

6. La mayoría de los adolescentes no cree que consumir pornografía sea dañino.

Según el informe citado, la actitud de los adolescentes hacia la pornografía es contradictoria. El 50 % admitió sentirse culpable o avergonzado después de ver contenido sexual explícito, en especial aquellos que lo hicieron de manera accidental, pero solo el 41 % del total cree que ver pornografía está mal. De hecho, siete de cada diez adolescentes dijeron sentirse «bien» con la cantidad de pornografía que ven o han visto en Internet.

7. Las conductas sexuales agresivas han aumentado entre los menores de edad con el auge de la pornografía.

Uno de cada dos adolescentes admite que la violencia y los estereotipos negativos están presentes en el contenido pornográfico que han visto. Aquellos que ven de manera intencional y regular son los más propensos a buscar material explícito que contenga escenas agresivas y violentas.

La industria pornográfica parece un enemigo grande, pero el poder transformador del evangelio es mayor

La relación entre las conductas violentas de adolescentes y su consumo de material pornográfico es difícil de determinar. Tal vez los menores consumen contenido agresivo porque vienen de entornos agresivos, o puede que el consumo de pornografía normalice conductas violentas. De cualquier modo, los datos demuestran que existe correlación entre la conducta y el consumo.

Por ejemplo, a finales del 2021, la Fiscalía General de España emitió un informe anual en el que advirtió que los delitos sexuales cometidos por menores de edad había crecido un 58 % respecto al año anterior en aquel país. Según la Fiscalía, los delitos estaban relacionados con el consumo precoz de pornografía que normaliza la conducta violenta.

Libertad en el evangelio

Aunque la mayoría de las cifras presentadas están basadas en estudios hechos en Estados Unidos, estos datos confirman que la enorme mayoría de los adolescentes tiene acceso a la pornografía y cada vez a una edad más temprana, lo cual también es una realidad en el resto del mundo hispano.

Las nuevas generaciones crecen en una cultura que ha normalizado este pecado y las consecuencias ya se empiezan a notar. Lo peor es que muchas de las secuelas aún están por verse. Mientras tanto, la industria pornográfica genera tantas ganancias que ha logrado un poder insospechado hasta hace unas décadas, poder que le permite seguir funcionando a pesar de sus terribles efectos. El panorama es triste y desalentador, pero hay solución: el evangelio.

Los menores de edad, como todas las personas, necesitan a Jesús para ser libres de la pornografía y de los ataques de esta industria satánica. Dios transforma el corazón de todos aquellos que se acercan en arrepentimiento y fe, sin importar su edad o condición. Pero no solo los niños necesitan el evangelio, también las familias. El mensaje de Cristo nos transforma y capacita para desarrollar familias que vivan según Su Palabra, en gozo y libertad, dando gloria a Dios en todo. La industria pornográfica parece un enemigo grande, pero el poder transformador del evangelio es mayor.

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